1. La reeducación de Areana (13)


    Fecha: 16/02/2019, Categorías: No Consentido Autor: señoreduardo, Fuente: CuentoRelatos

    ... sus nalgas en dirección a la cara de la perrita hasta casi apoyarse sobre ella. Areana supo lo que esa mujer quería, pero le estaba prohibido actuar por cuenta propia y entonces espero la orden, que no tardó en llegar.
    
    -Bueno, quiero tu lengua, putita, y a ver qué tal lo hacés…
    
    Cuando estaba por aplicarse a la tarea, dio un respingo al sentirse penetrada por la concha y el culo por lo que parecían ser dedos. Efectivamente eran los dedos de Marta, en el ano, y de Elsa en la concha. Dedos hábiles que iban y venían mientras la pobre trataba de controlarse en medio de ese vértigo en el que la haban metido y dar placer a esa hembra que la urgía con tono duro:
    
    -¡Vamos, nena puta! ¡Vamos o te doy una paliza! –y como un delante de esa amenaza retrocedió un poco y le cruzó el rostro de una bofetada.
    
    El golpe no hizo más que aumentar la excitación de Areana, que gozaba a fondo de esos dedos que ahora también le estimulaban el clítoris, elevándola a altísimas cumbres del placer sexual. Se entregó entonces por completo al vértigo que anulaba su razón y comenzó a lamer a Silvia, que pronto empezó a jadear como un animal.
    
    Poco después los jadeos se aceleraron y la mujerona acabó en medio de un grito agudo y con una abundante eyaculación.
    
    -Tragá… Tragá, pendeja… -Tragá todo…
    
    -Sí, señora… -murmuró Areana, agitadísima, y bebió entera esa eyaculación mientras se daba cuenta de que esos dedos diabólicos de tan hábiles la estaban aproximando al orgasmo. Pero no era ése el ...
    ... plan de Marta y Elsa, que de pronto dejaron de jugar con ella.
    
    -No… por favor, no… Señora Marta, no me… no me dejen así…
    
    Silvia, ya saciada, seguía la escena tendida de espaldas junto a la niña, divertida por el sufrimiento de la presa.
    
    -¿Así cómo? –preguntó la librera con sádico cinismo mientras Elsa se reía.
    
    -Tan… tan excitada, señora Marta… No puedo… no puedo más… por favor…
    
    -Escuchame bien, putita estúpida. ¿Cómo se te ocurre que vas a acabar antes que nosotras? ¡A trabajar! –dijo Marta y de inmediato Ella y Elsa se tendieron de espaldas junto a Silvia, con las piernas encogidas y las rodillas bien separadas.
    
    -Vas a lamernos, perrita puta, primero a Elsa y después a mí hasta hacernos acabar, pero mientras se la chupás a ella a mí me atendés con los dedos. ¿Entendés?
    
    -Sí… Sí, señora Marta… -contestó Areana con un susurro algo enronquecido. Se aclaró la garganta y repitió:
    
    -Sí… Sí, señora, entendí…
    
    Miró la concha rasurada de Elsa, con esas gotitas de flujo brillando en los labios externos, separó ambos labios, llevó la otra mano hacia la entrepierna de Marta y hundió dos dedos en la concha, que ya manaba flujo. Inmediatamente hundió la lengua en la vagina de Elsa y empezó a deslizarla y por momentos a hundirla y después a buscar el clítoris. Era buena lamedora y pronto tuvo a Elsa gimiendo y jadeando de goce, lo mismo que la librera. Momentos más tarde Elsa se estremecía sacudida por el orgasmo y eyaculaba, aunque mucho menos que Silvia. La sumisita ...
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