UNA VERGA MONSTRUOSA
Fecha: 15/08/2017,
Categorías:
Gays
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
Este es mi primer relato…mi nombre es Alonso, y es mi primera vez escribiendo pero finalmente me decidí a contar esto que sucedió hace un par de años, actualmente tengo 18 años. En aquel entonces estudiaba en preparatoria, siempre he sido un chico muy responsable, estudioso y aplicado, tengo buenas notas y soy lo que muchos padres podrían considerar un “hijo ejemplar”, siempre me ha gustado el deporte, entreno bastante y me cuido para conservar un buen físico, la verdad, debo admitirlo, no estoy para nada mal, soy moreno, tengo ojos grandes y verdes y según mis amigas, pestañas muy largas, mido 1.78m mi cabello es castaño oscuro, debido a todo el deporte que siempre he practicado y mis horas en el gym estoy ‘mamado’. Y sobre todo, lo que más me gusta presumir es mi enorme trasero redondito. Siempre he tenido fama entre las mujeres desde pequeño, pero lamentablemente hay un pequeño detalle, no me gustan las mujeres, por lo cual, sólo soy el “amigo gay”. Bueno, en las vacaciones de verano de ese entonces conocí a un chico muy lindo, es bastante guapo, cabello rubio, ojos grisáceos, ¡Y un cuerpo para morirse! Musculoso, alto, 1. 85m, ¡Y un paquete impresionante! Desde el primer momento en que lo vi, lo primero que noté fue la gigantesca masa de carne maciza entre sus piernas, aprisionada por los ajustados pantalones caquis que llevaba puestos, y que también enmarcaban un lindo trasero. Ese día yo llevaba una camisa blanca, pantalones color mostaza y un saco azul esmeralda; ...
... fuimos a comprar zapatos, y ahí estaba el, vestido con pantalones caquis, y una camisa turquesa; inmediatamente me dirigí a él, y apuesto, estoy casi por completo seguro que notó mi trasero de inmediato, en un instante ya le había sacado el nombre, la edad y el domicilio, a qué se dedicaba y qué hacía en sus tiempos libres, su nombre era Alexis, tenía 21 años, y estudiaba medicina, lo que más le gustaba hacer era ir a patinar, ir al cine y comer en restaurantes exóticos, y por si fuera poco quedamos de salir un día. Para fortuna mía este chico también resultó ser gay. Acordamos salir el sábado, iríamos a patinar, el problema es que yo jamás había patinado, y ni siquiera sabía cómo vestir, por lo que usé lo que creí adecuado para una primera ‘cita’ no oficial, unos pantalones cortos turquesas y una camisa color lima, con un suéter naranja; cuando llegué al parque él ya estaba ahí patinando, vestía una camisa sin mangas que dejaban ver sus tonificados y forzudos brazos, y parte de su torso, y unos joggers que enmarcaban de una forma gloriosa su gigantesco paquete. Al verme se aproximó con entusiasmo y me saludó –Qué tal guapo– me dijo, pero yo sólo podía concentrarme en el gigantesco bulto que saltaba en sus pantalones cuando corría hacia mí. Al verme se rio y me preguntó que porqué vestía así si íbamos a patinar –Es que jamás he patinado– me reí –Ah pero no te preocupes por eso que yo te enseño– me dijo de manera muy dulce mientras me rodeaba por encima del hombro con su musculoso ...