Historias de oficina (23) Un placer coincidir en esta vida - Relatos Eróticos

Historias de oficina (23) Un placer coincidir en esta vida

... profundamente enamorada de la ciudad sobre todo cuando visite la catedral metropolitana y el museo de arte. Al pasar una semana volví al hospital, Víctor me acompaño, aunque por la forma en la que actúo me di cuenta de que era por simple compromiso. Nuevamente llegamos a la primera habitación donde estaba Michael solamente que ahora no había nadie lo cual me pareció muy raro y por la cara que puso el soldado que me estaba escoltando. Momentos después llego una enfermera que fue rápidamente interrogada.

—¿y el informe? —me pareció escuchar que susurraban

—Algo no está bien —susurre a Víctor

—¿Por qué lo dices? —pregunto el mirando al soldado.

—Creo que están diciendo que el informe no llego —mire el reloj en mi celular— son las diecisiete y tres minutos.

—Bueno… no hagamos un mundo de tres minutos tampoco.

—Disculpé —comencé diciendo al soldado— ¿Está todo bien?

—Si… claro, es solamente un error en el mecanismo de la segunda puerta —se disculpó él— prenderemos las cámaras y al menos podrá verlo así.

Las pantallas se encendieron, pero lo único que mostraban era estática, el soldado simplemente retrocedió unos pasos sin dar crédito a lo que sus ojos veían.

—¡Soar o alarme! —se escuchó que gritaba.

Apretaron uno de los botones en la puerta de seguridad y de inmediato se llenó de soldados con cascos antidisturbios, ordenaban que cierren las puertas lo más rápido posible. Nos escoltaron hacia la salida tan rápido que en un momento perdí a Víctor, ...

... solo seguía el rápido paso del soldado que me llevaba, solamente cuando estábamos afuera soltó mi brazo. Retiro su casco y recién ahí vi a mi sádico amigo.

—Srta. Márquez me alegro verla en perfectas condiciones —comento sonriente.

—¡Michael! —grite queriendo abrazarlo.

—Pueden estar mirando —dijo levantando la mano.

—No me importa. Quiero abrazarte.

—Basta de escenas, compórtate.

Una vez más me hacía sentir como si fuera una nena caprichosa. Me quede un poco triste ¿Por qué no podía ser una persona normal?

—Te estas escapando ¿para que hicimos un trato con INTERPOL entonces?

—Me encontrare con ellos cuando esté listo, cuando mis heridas curen me reuniré con Agostina.

—¿Piensas que hará algo?

—Sinceramente no me importa lo que haga, su actitud me hizo desconfiar.

—Entiendo —dije mirándolo fijamente— ¿Qué paso con la puerta de tu habitación?

—La inhabilite, tendrán que reparar el sistema para abrirla dentro encontraran a sus agentes. Sinceramente me imaginaba que sería más difícil escapar.

—¿Por qué dices eso?

—Es la verdad en todo caso. Este tipo de engaños no hubiera servido en Europa.

—Ohh lo lamento mi agententito inglés, lamentamos ser tan ignorantes.

Sonrió inclinándose sobre mí, dio un suave beso en la comisura de mis labios y volvió a mirarme sonriente.

—Nos volveremos a ver —agrego.

—Te quiero… de verdad te quiero mucho —dije con los ojos fijos en él.

—Adiós, un placer coincidir en esta vida.

—Te voy a extrañar ...