1. Un hombre encandilado por la belleza de una joven


    Fecha: 20/02/2019, Categorías: Erotismo y Amor Autor: Manteufel, Fuente: CuentoRelatos

    ... de gente".
    
    Era lo más seguro que se me había ocurrido. El mensaje no me incriminaba, y si no estaba allí en media hora, daría el tema por concluido. Si no acudía presa de un impulso, no habría nada que hacer. Me senté en un banco junto a la estatua, dando de comer a las palomas. Unos bichos voraces, nunca se hartan de comer. Pensé en cómo me vería ella... su vecino de arriba, que siempre había estado allí. Sé que se puso triste cuando lo de mi accidente, ella tenía entonces once años. No estaba mal conservado, pese a mi cojera, que no requería muletas ni bastón. Pelo cano, no había perdido toda mi musculatura, bien afeitado y vestido con sencillez pero con ropa buena. Mi paga de invalidez no es mala, aunque no de para lujos. Y no tengo familia a mi cargo. Esperé. La vi venir, curiosa e insegura. En el parque había mucha gente, familias, gente haciendo deporte, el policía que siempre andaba por allí a esas horas. Nada tenía que temer del desconocido que le dejaba dinero, aunque ella ya se oliese que era algo turbio, y relacionado con su tesoro. No menosprecien a una chica solo por ser joven. Pero también era curiosa, y yo había notado que estaba más contenta desde que tenía algo de dinerito extra en el bolsillo. La idea de que la estaba emputeciendo no se me pasó por la cabeza, estaba demasiado excitado, pero aunque hubiese sabido cómo iba a terminar, probablemente hubiese hecho lo mismo. Sí, me esperan laaaargos años de purgatorio, pero al menos tendré buenos recuerdos ...
    ... para llevarlos de un modo más ameno. Soy un pobre pecador sin voluntad.
    
    Esa soleada tarde, pese a ser otoño, Mónica vestía una falda de color verde claro, un poco sobre las rodillas, una blusa de manga larga de un color crema que hacía destacar su piel canela, y unos zapatos de medio tacón en negro que me chiflaban. Estaba guapísima... pero es que ella era así, simplemente. No es que se hubiese arreglado para su misterioso comunicante. Observé como caminaba, como las cabezas se giraban tras ella, el pelo que era levantado por la brisa que soplaba. Se acercó hasta unos veinte metros antes de reparar en mí. Sentado dando de comer a las palomas. Con aspecto pacífico y muy tranquilo. Se dio cuenta enseguida de que el juego iba de propinas a cambio de favores íntimos. Ya les he dicho que no era nada tonta, y era obvio. Su vecino le dejaba dinero y luego la citaba en un lugar seguro para hacerle una oferta. Nada comprometedor para nadie si ella se iba, no había pruebas contra mí. Retrocedieron unos pasos, y puso cara de furia. Yo sentía que la había cagado. Se dio la vuelta, el peso de la culpa cayó sobre mí. Jamás volvería a hablarme, había perdido su confianza para nada. Entonces Lucifer me ayudó.
    
    Por aquel entonces los teléfonos móviles comenzaban a hacerse populares y accesibles entre los jóvenes. No como ahora, que uno no puede imaginárselos sin ellos. Solo una parte tenían uno, que era un símbolo de posición y popularidad. Entonces Mónica y yo vimos a una compañera suya de ...
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