1. Clases de verano con Sarita 1


    Fecha: 22/02/2019, Categorías: Anal Masturbación Autor: predatorgapes, Fuente: xHamster

    ... ya eran las ocho y cuarto.—Bueno… solo pasan quince minutos, no pasa nada —la tranquilizé.—Me lo tengo que tomar a las ocho en punto para que me haga efecto antes de la clase de natación. Es muy importante… —dijo saliendo disparada hacia el pasillo.La esperé repasando algunos de los apuntes que me había preparado para la clase. A los cinco minutos me pregunté cuánto se podía tardar para tomarse una pastilla y un vaso de agua. Quizá había aprovechado el momento para cambiarse o ir al baño.Antes de poder conjeturar por más tiempo, Sarita reapareció en el salón, aunque por alguna razón venía hacia mí muy despacio y cabizbaja. Se paró justo a mi lado y pude ver que estaba extremadamente ruborizada e intentaba decir algo sin apenas mover los labios.—¿Qué pasa Sarita? —dije algo preocupado—. No te entiendo…Entonces, sin poder mirarme, levantó la mano mostrándome el famoso medicamento. Se me heló la sangre cuando ví que se trataba de un supositorio.—Lo he intentado yo sola, pero es que no consigo que se quede… —siguió balbuceando.—Esto… yo no… —no sabía muy bien qué decir—. Mejor que lo veas con tu madre más tarde… ¿no?—Se enfadará si no lo tomo… es un tratamiento muy estricto de tres semanas y si no me lo pongo se echará a perder y tendré que empezar de cero…Estaba insinuando que yo se lo pusiera… ¡Quería que yo le pusiera un supositorio!—Yo es que no… tampoco lo he hecho nunca… —dije nervioso.—Bueno… yo puedo ponérmelo, y luego tú solo tienes que ayudarme para que ...
    ... n..se...mm..se..ga… —acabó la frase a tan poco volumen y sin articular que apenas se le oyó.—¿Cómo…? ¿Yo tengo que hacer qué…?—Aguantarlo para que no se me salga —dijo al fin tajante.Me quedé en blanco un instante, sin poder reaccionar.—Lo siento… es que yo pensaba que podría… pero ya he malgastado dos supositorios y mi madre se va a enfadar si no… —hablaba mirando al suelo, completamente enrojecida y muy nerviosa.Me dió un poco de pena, porque estaba claro que Sarita estaba avergonzada y no me lo pediría si no tuviera otra opción.—Bueno, no le demos más vueltas —dije en un tono comprensivo—. No te preocupes, que no pasa nada. No quiero que te sientas mal, son cosas que pasan, ¿vale? Para eso somos amigos.Su sonrisa volvió al fin, y me hizo sentir un poco mejor, aunque algo preocupado por lo que tenía que hacer a continuación.No sabía muy bien cómo o dónde quería que la ayudara, y creo que ella tampoco lo tenía demasiado claro. Al final se dirigió a uno de los sofás del salón y se sentó. Yo la seguí, y quedé de pie justo en frente suyo esperando instrucciones.—¿Puedes girarte mientras…?—Por supuesto, yo no sabía… —balbuceé mientras me giraba obediente.Pasaron unos segundos que se me hicieron eternos, mientras oía como Sarita se movía detrás mío.—Es que… es que no llego bien… —dijo con un hilo de voz, temblorosa—. ¿Me… me ayudas porfa?Al fin me giré, y creo que mi corazón se saltó un par de pálpitos cuando la ví. Estaba encogida sobre sí misma con las piernas un poco abiertas e intentando ...
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