1. Desafío de galaxias (capitulo 10)


    Fecha: 22/02/2019, Categorías: Incesto Autor: calvito, Fuente: CuentoRelatos

    ... los otros dos. De entre los carrizos, aparecieron tres soldados que con sus espadas decapitaron a los de las mangueras y arrastraron sus cuerpos a la maleza. Varios pelotones comenzaron a subir por el portón penetrando en su interior. El interior de la nave resulto no ser tan amplio como debía ser, teniendo en cuenta las dimensiones exteriores de la nave. Avanzaron por los pasillos abatiendo con espadas y cuchillos, a todos los tripulantes que se encontraron por el camino. Cuando fueron descubiertos y se dio la alarma, utilizaron sus rifles de partículas. La matanza fue tremenda, y el enemigo, cuando quiso reaccionar, ya no tuvieron nada que hacer.
    
    —Teniente, la nave es nuestra, —informó un sargento llegando hasta la posición de J.J. que ya estaba en el puente—. Tenemos cuatro prisioneros. Hemos perdido tres soldados y seis están heridos.
    
    —Muy bien. Vamos chicos, sacad los cadáveres fuera del puente. Piloto, seria bueno irse.
    
    Marisol vio como una mujer dejaba su arma en el suelo, y quitándose el casco se sentaba en el puesto del que debía ser el piloto. Con mucha atención revisó los símbolos de los controles.
    
    —¿Cómo lo ves? —preguntó J.J.
    
    —Me sorprende está tecnología, está muy anticuada, —comentó mientras seguía mirando las indescifrables inscripciones—. Los controles no son digitales, son físicos. Estos símbolos tienen un aire al numbariano antiguo, pero son otra cosa.
    
    —¿Podrás despegar? —apremio J.J.
    
    —Es cuestión de empezar a apretar ...
    ... botones, — y haciéndolo, añadió—. Esto debe de ser el cierre del portón. Que alguien me diga si se ha cerrado.
    
    —Afirmativo, se ha cerrado, —informó J.J. escuchando por su comunicador.
    
    —Pues vámonos, —accionando una palanca hacia delante comenzó a aumentar la potencia de los motores y con una suave vibración la nave comenzó a ascender lentamente.
    
    —¡Estamos en el aire! —exclamó J.J.
    
    — Siéntese ahí, a mi lado, y ayúdeme con los controles, —le dijo. J.J. soltó sus armas y se sentó ante los controles—. Esa palanca roja, hacia delante tres puntos y despacio.
    
    La nave ascendió unos trescientos metros y comenzó a ir hacia delante. Primero lentamente, para ir aumentando la velocidad gradualmente al tiempo que comenzaba un ascenso vertiginoso hacia el espacio.
    
    —J.J., lleva la nave directamente a los astilleros de Raissa, —ordenó Marisol. Como fondo se podían oír los aplausos de todos lo que estaban en el centro de mando—. Allí me reuniré con usted… y con su piloto.
    
    —A la orden, mi señora.
    
    Los primeros diez días en Karahoz, concluían con una situación estable, aunque las tropas federales defendían ya directamente los muros exteriores, y la artillería ligera bulban, estaba ya al límite del escudo de energía que ya había reducido su perímetro de acción. La infantería enemiga, ya no atacaba de una manera tan alegre como al principio.
    
    Así las cosas, Marisol se reunió en Raissa, con el teniente Gómez y su piloto, en las instalaciones de uno de los astilleros de ...
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