1. LA HISTORIA DE ALICIA, CAP. 2


    Fecha: 07/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    ... espiarte cuando lo hagas. Al final me convenció; con cierta vergüenza todavía por mi parte, lo hicimos así y al poco estaba en el mar junto a él. Sumergida en el agua me sentía más segura y parecía que nadie me vería desnuda. Jugueteamos un buen rato con las olas y no pude impedir mostrar en ocasiones algunas partes de mi cuerpo, sobre todo los pechos, porque no tenía en cuenta la falta del bikini y saltaba y me comportaba como si aún lo llevara puesto. --Ernesto me preguntó si quería ser yo la primera que saliese del agua y esperarle a él, o al revés. --Debes haberme visto ya lo suficiente en el agua mientras nos bañábamos, que ya se me ha pasado la vergüenza, así que podemos salir juntos tranquilamente. Así lo hicimos, sin que nadie reparase en nosotros. Al llegar junto a nuestras pertenencias nos tendimos en silencio a tomar el sol. Yo reflexionaba sobre la sensación de libertad que sentí al nadar desnuda y, sobre todo, que Ernesto se había dirigido a mí diciendo que yo no sería la primera MUJER que viera desnuda. Me había considerado como una mujer y no como una niña; eso me hizo sentir como si fuera ya adulta. El comportamiento tan afable y cariñoso de Ernesto me llegó en esa edad en que se produce el tránsito desde la niñez a la pre adolescencia. Mi carencia de afectos y atención, elementos que no recibía en absoluto por parte de mi madre, me tenía en situación de gran vulnerabilidad, haciendo que sobrevalorase todo lo que me brindaba Ernesto. De alguna forma, lo ...
    ... idealicé y me vinculé a él por completo, sin duda como una vía de escape a mi soledad. Raúl era ya una historia del pasado. Completamente olvidada. Así lo veo yo ahora, a mis dieciocho años. Entonces todo me parecía de tal novedad y tan atrayente, que mi imaginación volaba sin límite alguno. JUNIO 2011 (La primera escapada) Tras el episodio de mi primera desnudez en la playa, parecía que se iniciaba para mí una especie de nueva vida; dejaba atrás la niñez y entraba en otro mundo, desconocido para mí. Por suerte no lo haría sola porque pensaba contar con la compañía de Ernesto para que me guiara. Inicié la redacción de un Diario, -muchas adolescentes lo hacen-, para recoger en él todo lo que me fuera sucediendo y mis reflexiones sobre esos acontecimientos. De parte de su contenido me he nutrido como fuente de esta historia. Pasó otra semana en la que ya nos desnudábamos en la playa con total naturalidad. Por mi parte, seguía mirando con fijeza los miembros de los hombres y, por supuesto, también el de Ernesto, aunque él parecía no darse por enterado. En bastantes ocasiones Ernesto me invitaba a merendar en el chiringuito que hay a la entrada de la playa y lo pasábamos muy bien charlando sin parar. Nadie se fijaba en nosotros, pues daban por supuesto que éramos un padre y su hija. Cada vez hablaba menos con mi madre. El mutuo desinterés entre nosotras era patente y daba a entender que ella se encontraba cómoda con esta situación, sin tener que ocuparse de mí en demasía. Por mi parte, ...
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