Mi tía me sedujo II
Fecha: 08/03/2019,
Categorías:
Fetichismo
Autor: Cold_P, Fuente: CuentoRelatos
Agradezco enormemente que se tomen el tiempo para leerme y sobre todo, también agradezco sus comentarios, asiduos lectores (aunque me agradaría más retroalimentación). Me siento honrado de que pueda foguearme en el bello arte de la escritura y la redacción. Pido una disculpa por la tardanza, pero el trabajo y mis actividades como músico me absorben de una manera impresionante por estas fechas; sin embargo, me tomé un tiempo para ordenar el recuerdo de esta buena historia que me contó un amigo. En esta penúltima parte, llega casi a su final el relato que me contó “Mario”… Desconozco el cómo o si habrá continuado después de los sucesos que relataré a continuación o cómo habrá evolucionado la situación. Sin más, la segunda parte de la historia que me contó mi amigo…
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—Por lo menos – dijo mi tía – ya le puse el cuerno una vez. Después de quién sabe cuántas zorras se ha tirado ese cabrón, ya estoy sintiendo el desquite.
—¿Segura que quieres seguir con esto? – dije un tanto inseguro – podrías estar con cualquier otra persona. Debes de tener muchos pretendientes…
—Ay Mario, no mames – respondió mi tía agarrándome el paquete con descaro – Si tuviera tantos pretendientes, ¿estaría aquí contigo rogando que me vuelvas a coger y lo hagas cuando quieras? – y al notar que no contestaba, añadió – Si, si hay pretendientes, pero no creo que ninguno se preste a lo que quiero. Además tú no lo haces nada mal amor y me calientas ...
... muchísimo.
Aquellas palabras que sentí sinceras me excitaron. Mi verga, aun en una de las manos de mi tía, comenzó a despertar y ella lo notó expresando una sonrisa. La atrae hacia mí y la besé con lujuria. Con una de mis manos me apoderé de su culo y lo sobé con brío mientras ella me masturbaba de manera frenética. La empujé después de un momento de magreo y me levanté. Ella, instintivamente abrió las piernas y la penetré nuevamente. ¡Qué rica estaba mi tía! Doble sus piernas abiertas, las pegué lo más posible a su pecho y la taladré sin piedad en aquella posición. Ella profería alaridos ensordecedores mientras comenzaba a insultarme de nuevo. La calentura colmaba nuestros cuerpos y nuestras mentes otra vez.
“Ay, qué rica verga mijo, sigue así” “Vamos cabrón, dale duro a tu tía, dale duroooo!” “Si pendejo, así, fuerte… más, maaaaaas… MAAAAASSS!”
Mientras la penetraba con furia y sin piedad, apretaba sus pechos de vez en vez o le daba algún cachete en los muslos. En un momento de excitación extrema, llegué a escupirle en la cara y ella ni siquiera rechistó, al contrario. Mi saliva aterrizó en sus mejillas y cerca de su boca. Ella me miró con lujuria y, con sus dedos, recogió mi escupitajo y se lo llevó a la boca de la manera más lúbrica posible.
Aquello me calentó muchísimo y aumenté el ritmo, a pesar de que ya era bastante rápido. Presa de la pasión y el momento, apreté sus pechos con fuerza desmedida y ella explotó. Gritó estrepitosamente y me empujo fuera de ella mientras se ...