El Culo de Doña Felicia
Fecha: 09/03/2019,
Categorías:
Sexo con Maduras
Tabú
Anal
Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster
... papel de anfitriona, opté por hacerle un regalito para que ella misma fuese preparando su delicada retaguardia para el evento.En la sesión del jueves, mientras el cornudo esperaba pacientemente al otro lado de la pared, tras echarle un par de polvos a la putilla y, mientras ésta digería orgullosa la ración de esperma que acababa de extraerme en la mejor mamada de su incipiente carrera de comepollas, le di un paquetito:-Toma tía, tengo un regalo para ti.Ella rio, ilusionada y sorprendida, mientras preguntaba "¿Qué es? ¿qué es?" y rompía el cutre envoltorio que le había hecho, con papel de regalo de los chinos, a mi "generoso" y práctico obsequio.Felisa, sonriendo todavía, lo observó unos instantes y me miró interrogativa.Se trataba de un plug anal con un diamante de pega en su parte trasera, la que quedaba fuera del culo. Se lo enseñé y le dije:-Te voy a decir la verdad, tía, quería comprar uno nuevo, pero esto nuestro ha ido tan deprisa que he tenido que improvisar y recuperar uno que tenía de una antigua paciente... (“A la que me follé en todas las posturas...”, debería haber añadido, pero me contuve.)Ella no pareció disgustada en absoluto y se limitó a escrutar el objeto con detenimiento.-Lo lavé y eso...-proseguí, “qué menos, ja, ja...”- pero creo que sí lo hueles, todavía debe conservar algo de olor del culo de la cerdita que lo llevó antes que tú.Ella levantó la vista sorprendida, pero se lo llevó a la nariz, aunque sin notar nada. Mientras, yo le sonreía con bastante ...
... cinismo. A continuación, siguiendo mis instrucciones, comenzó a ensalivarlo copiosamente mientras yo le comía el culo y con los dedos iba preparando su orificio anal para el nuevo inquilino.Le dije las normas de uso y la obligué a llevarlo el máximo tiempo posible. Salvo cuando tuviese que cagar. Si se cansaba del uso, o se encontraba mal, podía descansar, previo WhatsApp de autorización por mi parte. Eso sí, en presencia del cornudo, sus hijos y otras personas, el plug siempre tendría que estar puesto. En cualquier momento en que yo decidiera comprobarlo, debería ir a un lavabo o un sitio discreto y mandarme una vídeo-llamada para confirmar que el diamante estaba cubriendo su ano. Y, claro está, el domingo iba a comprobarlo en persona.Ella, que ya estaba lo suficientemente emputecida, aceptó todas las condiciones sin rechistar y salió de la consulta, del brazo de su cornudo, con el ojete invadido y una sonrisa de oreja a oreja.Y, ya del brazo del pichafloja, mientras se dirigía a su coche, me dijo, girándose y guiñando un ojo:-¡Ah, una cosa, Julián! ¡El kéfir del otro día estaba delicioso! Había olvidado decírtelo. Me sentó genial... Otro día me tienes que dar otra ración...-¡Por supuesto, tía, eso está hecho! –le respondí antes de soltar una carcajada mientras cerraba la puerta. Obviamente, el cornudo, permaneció en la inopia. Lo que toca, muy en su papel.Había conseguido que, para el domingo, el día solemne en el que me proponía inaugurar el ojete de mi tía, ésta convenciera ...