1. El Culo de Doña Felicia


    Fecha: 09/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Tabú Anal Autor: AkuSokuZan, Fuente: xHamster

    ... querida? Y explica, con pelos y señales, el maratón sexual que llevábamos... Desde el primer e intenso repaso de coño que le hice, a los guarrísimos polvos que pegábamos en la consulta, mientras el cabrón de su marido esperaba confiado en la habitación contigua. Un cornudo que, a continuación, aceptaba sin sospechas el casto beso de la puta de su mujer. Con unos labios que, minutos antes, acababan de tragarse la tranca de su sobrino hasta conseguir extraerle una buena ración de leche para anegar su estómago.Seguro que si la tía Felisa le hubiese contado esa versión de los hechos, la versión real, a mi sacrosanta madre, se habría liado una buena patatera. O, tal vez no, nunca se sabe. Igual el chochete de mamá se hubiera puesto a babear y la buena mujer habría acabado viniendo a buscar el rabo que ya no obtenía de mi padre en el lecho conyugal. Pero, bueno, eso es otra historia...El caso es que pude asistir, casi de incógnito, a una retahíla de elogios con los que la tía Felisa fue preparando el terreno para solicitar a su cornudo esposo, permiso para ausentarse un rato mientras yo le daba una sesión de mi milagroso tratamiento antes de la comida.Obviamente, el cornudo aceptó sin dudar, para evitar la cascada de quejas y lamentos que sobrevendría de no hacerlo. Cómo tampoco puso ninguna objeción mi mujer, ocupada con los críos, o ninguno de los invitados, centrados en las bebidas y los aperitivos.De ese modo nos escabullimos, escaleras arriba al dormitorio familiar, la jamona ...
    ... de mi tía Felisa y, yo tras ella, contemplando hipnotizado el enorme pandero que en breve pensaba regar de espesa leche.Y allí la tenía, cinco minutos después, a cuatro patas, sobre la cama matrimonial, con la cabeza hacia abajo y de lado sobre la almohada, los dientes apretados y sus dos manos abriendo bien los cachetes del culo. De fondo se oían los ruidos de las conversaciones y los juegos de los niños que venían del patio. Era un primer piso, se oía todo perfectamente. El olor de las brasas de la barbacoa también se filtraba por la ventana entreabierta.Antes de entrar al trapo, disfruté enormemente de la visión del ojete de mi tía, que todavía llevaba puesto el tapón anal que le había obligado a llevar toda la semana para adaptarse al nuevo inquilino que en breve lo iba a visitar: mi polla.Mi tía, que empezaba a sudar como una cerda, supongo que por la mezcla de nervios y excitación, me susurró bajito, con voz ronca, como si pudiesen oírnos desde abajo, cosa altamente improbable:-¡Venga, cabrón, date prisa! ¡Que no tenemos todo el día!Me reí con ganas de su ansiedad y me acerqué, con la tranca tiesa a retirar el dildo que le tapaba su rosado agujerito. Ella pegó un suspiro cuando lo extraje, húmedo y pringoso. Lo olfatee con ganas y mi polla pegó un par de respingos de alegría. Después, se lo llevé a la boca y ella lo chupó con ansia. Le dije que quería que lo tuviese todo el rato en la boca. Luego, escupí un par de veces en el ojete, comencé a lamérselo a fondo mientras ...
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