1. Vacaciones originales


    Fecha: 17/08/2017, Categorías: Confesiones Autor: pedrocascabel, Fuente: RelatosEróticos

    ... esos que matan mucho y bien— y te acojonan por menos de un pitillo. Y que no se me olviden los camellos, los de verdad, los que tienen joroba. Tengo el culo, los muslos y la espalda como si me hubieran pisoteado los muy cabrones, joder, viajar en esos bichos no es para personas humanas, es una tortura. Por lo menos nos reímos un montón y estamos muy morenitos.
    
    Hacemos noche en lo alto de las montañas, en un pequeñísimo pueblo de nombre impronunciable y en el que tampoco hay perros —cómo se puede vivir sin perro, con lo que echo de menos a miChusqui, una hembra de podenco andaluz que se ha quedado en casa de los suegros con mi hija, en Asturias.
    
    Hace frío, después de un día extremadamente caluroso. Ahora estamos Chusa y yo en la terraza de la casa que nos sirve de alojamiento, completamente a oscuras —como todo el pueblo, en realidad— envueltos en dos mantas de colores tejidas a mano, observando el maravilloso cielo estrellado, de un color negro azulado precioso. La bóveda celeste en todo su espectacular esplendor.
    
    Casi llevamos una semana de vacaciones y de follar, nada de nada, así que me pongo detrás de ella, le abrazo a la altura del pecho y me acerco para que pueda sentir mi polla en el culo. Ya la tengo a buen nivel, tiesa y dura como corresponde. Mientras acaricio suavemente las tetas por encima de la camiseta y se echa un poco hacia atrás para recostarse contra mi pubis, beso los lóbulos de sus pequeñas orejas y los lamo con la puntita de la lengua como ...
    ... preludio de un beso suave, amoroso, que da paso rápidamente a un muerdo guarro, con la lengua por delante. Tiene ganas.
    
    Chusa y yo llevamos juntos muchos años, nos conocimos en una manifestación contra la subida de las tasas de matrícula en la universidad de la que tuvimos que huir corriendo de lamadera y resultó que vivíamos en el mismo barrio —en Madrid, en Moratalaz— ella en un piso alquilado con su hermana y yo con mis padres. Me impactó, la verdad sea dicha. Nos seguimos viendo a diario y de la manera más natural fuimos pareja desde todos los puntos de vista, follamos desde casi el primer día y cuando con veintiocho años —tenemos la misma edad, ella es tres meses más joven— se quedó embarazada, nos casamos, aprovechando que Chusa había aprobado una oposición como profesora de Instituto —es licenciada en Físicas— y a mí me habían contratado como oficial de cocina en el restaurante del hotel en el que ahora soy primer cocinero. Han pasado diecisiete años y aunque es verdad que algo hepracticado por ahí —ser cocinero de un sitio afamado y reconocido permite viajar a congresos y reuniones profesionales, y de vez en cuando,entre col y col, lechuga— Chusa es mi única mujer, no he necesitado otra, me declaro totalmente enamorado de ella.
    
    Nos sentamos en el suelo de la terraza —todavía guarda calor del sol del día— sobre una de las mantas, intentando taparnos con la otra, y sin dejar de besarnos con deseo, guarramente, la lengua en todo su apogeo, mutuamente nos vamos ...
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