1. Mis traviesas vecinas


    Fecha: 13/03/2019, Categorías: Sexo en Grupo Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos

    Eran más o menos las diez de la mañana cuando salí del apartamento para ir de compras al supermercado más cercano, ese día me tocaba ir a mí solo, dado que la compra era sencilla. Al pasar por delante de la estantería de los desayunos, pude ver al otro lado una muchacha de no más de unos 18 años agachada cogiendo un paquete de arroz. Eran estanterías de lamas abiertas sin paredes divisorias, de manera que se podía ver lo que sucedía al otro lado. Aprovechando que ella estaba en esa posición hice lo mismo simulando estar buscando un paquete de café que me gustase. Justo delante de mí pude observar las piernas de esa chica lo suficientemente abiertas como para reparar en sus braguitas. Eran de color blanco que se aprecian diminutas tipo tanga. Tenía unas piernas preciosas, de las de muslo generosamente estilizado que se llega a confundir con sus nalgas y rodillas redondas bien formadas. Creo que se percató de mi observancia...se empezó a contornear de derecha a izquierda respingado más el culo y mostrando para mi deleite personal la hinchada vulva que emergía de entre sus muslos. Se levantó de golpe y se marchó con su mercancía. De pronto vi una característica que me llamó la atención cuando se alejaba, era un mechón teñido de azul de su cabello largo y rubio… ¡¿Estaba de moda o era la vecina de enfrente de estiramientos sexis, la chica que acompañaba a su madre o lo que fuese y disfrutamos mutuamente en una práctica de voyerismo explícita?!
    
    Me marché a casa con la compra ...
    ... hecha y desayuné con mis hijas, Alicia y el bebé. Al cabo de un rato de estar holgazaneando decidimos bajar con la niña al jardín comunitario donde tenemos una piscina y darnos un chapuzón… esa mañana pasamos de ir a la playa. Me puse a tomar el sol y de vez en cuando me bañaba para refrescarme. En una de las tantas veces que me levanté para darme un chapuzón, oí un grito sordo que provenía de mis espaldas. Al girarme me encontré a una chica y una mujer madura, en la que en principio no me fijé quién eran ante la urgencia del malestar de la chica tumbada en el suelo. Me acerqué para ver lo que sucedía ya que me llamó la atención verla de espaldas mientras la mujer mayor le hacía algo en los muslos.
    
    Al llegar a la altura de ellas pregunté lo que sucedía y que si podía ayudar ya que había sido conductor de ambulancia de urgencias de entre tantos oficios que he tenido, allí aprendí primeros auxilios. La mujer me miró con expresión incrédula, me debió reconocer y yo a ella… me dijo que no ocurría nada, pero la chica del suelo padecía un gran malestar. Yo insistí si necesitaba ayuda. Observé como su respiración era agitada y descompasada. Mi experiencia en trabajos de campo me decía que esa reacción era conocida para mí. Le hice unas preguntas para saber que le sucedía y finalmente me dijo que le había picado algún insecto en las piernas y que no se encontraba bien. Le intenté dar la vuelta para ver como respiraba y le pregunté a su acompañante donde vivían. Se quedó parada, como ...
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