INCESTO HISTORICO - Relatos Eróticos

INCESTO HISTORICO

... ocasión, se apareció desnuda en el baño mientras me duchaba fingiendo no darse cuenta de que estaba yo allí. Algunas veces (una de manera casi grosera) se abalanzaba sobre mí para asomar su cabeza ante la computadora para ver alguna foto o video que le mostraba, pero apoyando descaradamente sus buenas gomas sobre mi cuerpo.  Otra vez dejó misteriosamente sobre mi cama, un álbum de fotos de ella cuando era joven y escort. En las fotos estaba despampanante. No había manera de no calentarse. Otra vez –ya muy zafada- dejó su computadora encendida en una página de relatos porno y estaba abierto uno de la sección madre-hijo. Era evidente que me estaba dando señales de que a ella le interesaba el amor filial y que le gustaba aquello. 
Pero la mejor y ya indisimulable situación se dio hace poco, cuando tras cumplir sus 62 añitos, tomó una copa de más y empezó a hablar deliberadamente de sexo. Me confesó que estaba muy caliente, que no tenía sexo desde hacía cuatro años, que esa abstinencia para ella era deprimente, que ya era vieja y no atraía a los hombres, que nadie la quería, que ninguno se fijaba en ella, que ya todo había terminado y esas cosas por el estilo. 
Yo no sabía qué hacer. Y no supe que hacer. Si bien me daba cuenta de que me estaba dando pie para que yo diga o haga algo, la verdad es que estaba paralizado por los nervios, pero, por otro lado, me intrigaba el morbo y me latía el corazón a mil al imaginar que la posibilidad de incestar junto a mi madre estaba ...

... cerca, muy cerca. Pero no sabía cómo encarar la cosa para concretar lo que parecía inevitable.
Ella hizo todo, por eso digo que Jokasta enamoró a Edipo. Las insinuaciones de esa noche no terminaron en la cena íntima, ya que estuvimos en su departamento, los dos solos. Cuando tomábamos el café y el licor del estribo Adriana soltó una bomba: “Fer, ya sé que sos mi hijo y hay cosas que no podemos hacer…pero me darías una alegría si esta noche miramos una peli porno juntos…” Me dijo algo así como: “preciso algún estímulo para poder tocarme y sentir un orgasmo como en los viejos tiempos, pero sola no pasa nada. Preciso presencia física, ayuda a mami, se buenito. No te cuesta nada, de paso disfrutamos un rato los dos. O acaso no nos masturbamos por separado”. 
La suerte estaba echada. Por como venía la mano no me llamó la atención para nada la propuesta. Es más, pensé que hasta e me iba a pedir que me acostara con ella. Mi respuesta no se hizo negar. Ante un tímido, ¿estás segura? de mi parte, me contestó de manera rotunda: “Si, por eso te lo propongo, sin vueltas. Somos grandes. Y siempre te crié para que seamos amigos. Si no fuéramos madre e hijo iría por más, se rió….. Pero mirando una peli juntos, ya me doy por satisfecha”, me dijo. 
Apuramos las copas y fuimos a su habitación. Le pregunté si miraba porno y me dijo que últimamente estaba mirando algo. Le dije que había visto un dia su computadora con la página del relato incestuoso y se empezó a reír. 
“Si, te confieso que leí ...