La reina Verónica y su lucha en desventaja - Relatos Eróticos

La reina Verónica y su lucha en desventaja

... frío de un metal en su mejilla. El negro salió de su boca dejando un regusto asqueroso y la dejó ver como la amenazaba de cerca con aquel cuchillo que antes había ido de lejos. El enmascarado que la había besado dijo, empuñando el cuchillo:
-Espero que seas una buena, o te puedes imaginar las consecuencias de ser mala.

La luchadora estaba paralizada por el terror, no podía mover ni uno de sus potentes músculos al ver el arma blanca. Es como si todo su cuerpo hubiese perdido su valía de repente. Mientras tanto el enmascarado se movió encima de ella y pasó la mano libre del arma entre sus tetas, agarrando una de ellas con delicia. La mano del cuchillo se deslizó por los muslos de la mujercita y de repente notó como se detenía a la altura de su panty.
-¿Qué… qué está pasando? – musitó Verónica mirando hacia su chocha.
-Será mejor que no te muevas ni grites, oíste cabrona-

Verónica observó la figura desnuda del enmascarado subido encima del suyo. Un cuerpo musculado al máximo, peludo, con un enorme miembro que apuntaba hacia la cara de la atleta mientras rozaba sus hinchadas tetas. La imagen era imponente, Verónica no pudo evitar que el recordase a alguna peli porno donde un hombre impresionante se follaba a una actriz que parecía jovencita y se hacía la virgen… Pero sacudió eso de su mente porque recordó que esto era la realidad y él llevaba un cuchillo.

El negro empuñó el arma y las acercó a su panty, Verónica seguía paralizada. El filo del arma se deslizó por la ...

... brillante piel de la chica, metiéndose por debajo del muslo hasta llegar a la prenda interior. Siguiendo la línea de la ingle, el filo enfiló la tela del panty y la estiró hasta que la tela se empezó a desgarrar por la punta y al tirar del cuchillo hacia arriba la rompió verticalmente para revelar lo que aún no habían podido ver. Su agresor quiso fijarse en la cara de Verónica al ver troceadas su panty mientras el otro se excitaba visiblemente y comenzó a masturbar. Verónica se apartó la prenda ladeando la cara para acabar de ver como el enmascarado encima suyo uso el puñal para rasgar la telita por la otra ingle con una expresión de morbo incesable en su cara. Terminó de arrancar el panty y el enmascarado con su manos retiró todo resto de la prenda de la pelvis de la jovencita.
-¡Oooooh! – exclamaron al unísono los violadores mientras la estaban fotografiando.

Porque ahora es cuando la intimidad de Verónica, la chocha de la luchadora codiciada por las masas quedaba expuesta. Y qué bella chochita albergaba entre sus lucientes y jugosos muslos. Tan bien depilado como el resto de su escultural cuerpo, su sexo brillaba con la luz de la habitación. La chocha de Verónica expuesta por fin, hasta entonces solo en la mente de tantos que la ven bambolearse y quieren poseerla día a día. De entre los bien torneados muslos, asoma un sexo retraído, como intentando esconderse al mundo. Un chocho inusualmente cerrado, donde unos labios se aprietan uno contra el otro para proteger el ...