La reina Verónica y su lucha en desventaja - Relatos Eróticos

La reina Verónica y su lucha en desventaja

... interior del conducto. Y sin un pelito, deliciosa. Verónica estaba horrorizada de que los enmascarados viesen sin censura su parte más protegida.
-¡Qué linda chochita luces, putita, afeitada!-
-Bua, no puedo aguantar, quiero metérsela hasta el fondo.-
-Y después a romperte ese delicioso culo que tienes-
-Oye, para…- 

Verónica se empezó a quejar pero muy cerca de su cuello apareció ese cuchillo intimidante. Los dos enmascarados se arremolinaban alrededor de ella. Uno de ellos cogió una de sus perfectas tetas con las manos y empezó a hundir sus dedos en esa masa, juegueteando con sus pezones. Otro pasó sus dedazos por las finas curvas de su cara y los posó en sus labios. Verónica se empezaba a ver acosada a dos bandas, cosa que duraría toda la noche.

El enmascarado que se movía entre sus piernas dio lametones por todos los ángulos de los muslos femeninos de Verónica, lo cual le excitó mucho y no tardó en volverse hacia el sexo delante de él. Ese apetitoso coñito y culito cerradito, demasiado estrecho, probablemente por lo atlético del cuerpo de Verónica. Con la punta de un dedazo, estiró un poco el labio derecho hacia un lado, revelando parte de la carne rosada interna de la chica y por fin el clítoris de la chica asomó a la luz. Ella notó la invasión y asistía impotente a ella. El enmascarado acarició por primera vez la zona de placer de Verónica y se sintió ultrajada, jamás hubiera podido concebir eso. Pero parece que el enmascarado no tenía mucho interés por darle ...

... gusto porque lo dejó al momento.
-Te vamos a chicharte jodia cabrona-
-¡La reina Verónica llena de leche! No puedo esperar a verlo-

Verónica escuchaba horrorizada e impotente las burradas sexuales que ellos decían. Fantaseaban con su cuerpo. Ellos la iban a fornicar como perra y a hacer mil cosas más, era terrible. Michelle, la atleta más deseada del mundo, virgen en todos los rincones de su cuerpecito, musculosa y sin grasa, desnuda y a merced de ellos con miembros enormes. Sus pensamientos no auguraban nada bueno, ni la realidad tampoco. Para entonces, los enmascarados se alinearon uno al lado del otro, dejando estiradas sus pollas hacia Verónica.
-Vas a tener suerte, vamos a elegir cuál de nuestros bichos es lo más apropiado para tu primera vez. -

Verónica recorrió con la vista las dos barras gruesas de carne que salían del pubis de los hombres. La primera era larga y resaltaba por ser la más oscura, la segunda no era tan larga pero se engrosaba mucho en la base al igual que sus testículos.

-Veo que no es solo cuestión nuestra, sino que la jodia puta opina igual. ¡La mía será quien la abra!- el enmascarado del bicho más grande dio un salto hacia delante y parecía un sable que cortaba el aire entre la chica y el gran desflorador. Agarró su melena y lo empezó a menear como si se estuviera haciendo una paja delante de la chica, a pocos centímetros de ella.
-Dinos cabrona, ¿cómo es que no te has metido un bicho todavía?- preguntó otro de ellos mientras sobaba sus ...