1. Me llamo Violette


    Fecha: 17/03/2019, Categorías: Hetero Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    - ¡Felicidadeeeees! – gritaron todos al unísono. Alrededor de la mesa, se encontraban mis mejores amigos, mis hermanas y mis padres. Al fondo, mi abuela, llorando de emoción de que su niña, por fin, había cumplido los 18 años, aunque la fiesta, parecía de una niña de 10. Había sándwiches, tarta con 18 velitas, patatas, refrescos de cola. Estaba deseando salir de allí y darme un respiro. Sí, estoy contenta de haber cumplido los 18 años. Ya podía hacer las cosas que me apeteciese sin temor a que me llamasen la atención o a que me pidiesen el carnet, pero tampoco sentí nada más. No era más alta, mi pelo no era más largo y mis pechos seguían del mismo tamaño. “¿Podrían ser más grandes?”, solía preguntarme, mientras me los palpaba. Me llamo Violette y tengo 18 años. Soy una chica normal, la verdad. No es que esté muy delgada, pero me veo bien atractiva, tengo buenas curvas en las caderas, aunque mis pechos aún no han terminado de madurar. Mi piel es blanca como el marfil y la cuido mucho, con aceites de almendras, dándome masajes todos los días. Estudio en mi primer año de universidad. Me estoy preparando la carrera de Arquitectura, porque mi sueño siempre ha sido decorar el horizonte con edificios diseñados por mí. Mi familia me quiere mucho y soy indispensable en mi grupo de amigos, que me aceptan tal y cómo soy. Es cierto… tal y cómo soy. Tengo una imaginación increíble, demasiada desarrollada. A veces, esa imaginación me asalta en mitad de la calle y cuando mis ideas ...
    ... recorren todo mi cuerpo, el resto de él, se queda apagado. Lo peor de todo es que se pone en marcha cuando veo a chicos atractivos, alguna revista picante o incluso a alguna chica de pechos grandes. Es como si mi mente, fuera capaz de sacarle provecho a todo… un provecho sexual… No sé cómo explicarlo. - ¡Abramos los regalos! – gritó mi madre, impaciente. Comencé a abrir los regalos uno a uno: un pijama, una diadema, unas zapatillas de conejo… “¿Qué tengo, 5 años?”, pensé. Pero los recibía con una amplia sonrisa. Se quedaron todos sobre la mesa, mientras todos comían pastel y los demás aperitivos. Mi mejor amigo, Louis, empezó a hacerme señas desde la cocina, para que me acercara a él. Estaba más guapo que nunca. Siempre va en chándal y hoy llevaba unos vaqueros apretados y una camisa de color vino que se ceñía de maravilla, exponiendo su espalda ancha. Se acercó a mí y me dio una cajita envuelta y adornada con un pequeño lazo rojo. - No quería dártelo delante de todos, - decía Louis. – porque pensarían que estamos enamorados. Lo abrí y encontré un hermoso anillo plateado, con una inscripción en su interior. “Amigos para siempre”, pude leer. Era el mejor regalo que podría haber recibido. Salté a su cuello para abrazarlo y él me recibió entre los suyos. Me apretó con fuerza contra su pecho y pude conseguir palpar su cuerpo con el mío. Me liberó de uno de sus brazos y lo pasó por la cintura, para arrimarme más a él y sorprendida de ese abrazo, noté cómo esos vaqueros estaban bien ...
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