1. Fue una experiencia especial


    Fecha: 18/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Euge, Fuente: CuentoRelatos

    En enero de 2000 fuimos de vacaciones con mi mujer a Punta Cana. Un lugar espectacular. Nos alojamos en un hotel cinco estrellas de una de las cadenas más importantes del mundo. Está rodeado de palmeras y todo tipo de vegetación tropical, playas amplias, agua tibia y sol permanente.
    
    Un paraíso compuesto de 200 bungalows distribuidos en grupos de cuatro y separados entre sí por bellísimos jardines. Realmente, un lugar de ensueño.
    
    Disfrutamos mucho nuestra estadía. Mucha playa, copas y diversión continua acompañaron nuestra estadía.
    
    El calor, la playa, el ambiente todo, nos mantenía más que excitados y hacíamos el amor cada vez que teníamos oportunidad. Podía ser a la mañana antes de desayunar, a la siesta, al regreso de la playa o a la noche.
    
    Eras encuentros apasionados, dulces, con tiempo para hablar, fantaseas y experimentar trucos nuevos.
    
    Después de 25 años de matrimonio esto era fundamental y aprovechamos todo el tiempo. No teníamos preocupaciones ni horarios ni que pensar en cuentas por pagar. En una palabra no teníamos el "stress" habitual de nuestros días en nuestra ciudad.
    
    Mi mujer iba a clases de gimnasia en la piscina mientras yo paseaba deslumbrado por las bellezas naturales del lugar y sobre todo por la de las mujeres que, casi todas haciendo topless y con diminutas tangas, pululaban por allí. Si no, me ponía a leer algún libro mientras tomaba sol en una reposera.
    
    Un día mientras hacíamos el amor le dije a mi mujer si no le gustaría que ...
    ... invitara a uno de los jóvenes nativos a participar de nuestra cama y se negó enfáticamente.
    
    Le recordé que no había dejado pasar el hecho de que cuando venía el camarero a traernos alguna bebida ella siempre lo atendía en forma muy amorosa, como coqueteándolo y que lo miraba con agrado.
    
    Se sonrojó, sonrió y dijo que si bien lo hacía y que el muchacho en cierta manera le llamaba la atención no era como para que lo metiéramos en la cama con nosotros.
    
    Dejé pasar unos días y volví a insistir con el tema y volvió a negarse. Como acabábamos de hacer el amor y digo que tenía algo de sueño la dejé en la cama, apenas tapada con la sábana y me levanté y llamé al bar del hotel para solicitar una bebida.
    
    Sabía que el joven de marras iba a venir, porque era el que atendía nuestros bungalows.
    
    Mientras él arribaba me fui a dar una ducha.
    
    La distribución del lugar que habitábamos no tenía mucha intimidad que digamos porque se ingresaba a un living donde había unos cómodos sillones y una mesita ratona y justo detrás, a un nivel más elevado se ubicada la cama donde reposaba mi mujer.
    
    Cuando entraba cualquier persona si había alguien en la cama la veía, porque no existía ni un biombo que separara un lugar del otro. Lo único que estaba fuera del alcance de la vista de la persona que entraba era el baño, que era inmenso y contaba con todas las comodidades que uno se pueda imaginar.
    
    Así fue que cuando el camarero tocó a la puerta, salí de la ducha y tapándome con una toalla lo ...
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