1. Fue una experiencia especial


    Fecha: 18/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Euge, Fuente: CuentoRelatos

    ... pieza de carne por debajo de la tela, produciéndosele una suave erección a raíz de mirarle el escote a mi mujer y tenerla tomada de la cintura.
    
    El debería tener alrededor de 25 años y como nosotros casi lo doblábamos en edad constituíamos un trío bastante singular, pero con ganas de divertirse y pasar una noche que podría llegar a ser inolvidable.
    
    Mientras bailaban mi mujer me miró con una sonrisa cómplice y una ola de rubor iluminó su bello rostro.
    
    Con un destello de lujuria contestó algo que me reventó la cabeza: "No se si voy a poder con los dos". Estaba todo dicho.
    
    Mi mujer, que había quedado en medio de ambos, enlazó nuestras cinturas con sus brazos y mirándome con una mezcla de lujuria, alegría y agradecimiento, me dio un profundo beso de lengua que yo respondí bajando la mano hasta alcanzar su culo que desbordaba desde su pequeña tanguita.
    
    Mientras le tocaba las nalgas, suspendió su beso y girando la cabeza miró al joven y le acomodó un beso que lo dejó duró y dura también a su verga como se podía ver claramente bajo su pantalón.
    
    Los tres sabíamos claramente para que estábamos yendo hacia el bungalow.
    
    Ella parecía una diosa sexy: sandalias con tacos muy altos y finitos, una diminuta tanga de encaje, un corpiño con medialuna de encaje y aro modelador, que elevaba sus pechos como dos globos apenas tostados por el sol, con pezones erectos y duros.
    
    Tenía los labios y ojos intensamente pintados que le daban un aire especial.
    
    Todo estaba listo para ...
    ... la fiesta y ella, desafiante, nos preguntó que era lo que esperábamos mientras se tomaba otra copa de champagne (y ya iban....).
    
    Nosotros tardamos una fracción de segundo en quitarnos la ropa. Luego, con aire de calentura y mirada de fuego, mi mujer se me acercó y comenzó a besarme.
    
    El camarero, expectante, se acariciaba su pene que iba tomando forma y consistencia.
    
    Después de unos instantes ella se se subió a la cama, se acomodó en cuatro patas con el culo para arriba apoyando su cabeza en el colchón y con ambas manos se abrió los cachetes en la más elocuente provocación para que la cogiéramos como una perra.
    
    El camarero dio un brinco y se fue derecho a chuparle la concha y el culo. Hundió la cara entre las nalgas y chupó desesperado, subiendo y bajando, introduciendo la lengua entre los pliegues y esperando enloquecerla.
    
    Mi mujer gritaba, temblaba, gemía, suspiraba y acababa sin parar. Nunca la había visto así y me sorprendía.
    
    Entonces subí a la cama y me ubiqué frente a su boca. Me atrapó la pija con los labios como si fuera una aspiradora y comenzó a mamar con una fuerza y deleite como nunca antes lo había hecho conmigo y eso que era algo frecuente que practicábamos.
    
    Tuve que hacer un esfuerzo para no acabar rápidamente, ya que la situación me volvía loco.
    
    Me soltó de golpe y mirándolo al joven le pidió que la cogiera. Este retiró entonces su cara del agujero del culo, se puso un preservativo (tal como habíamos quedado) y apuntó su verga dura como ...