1. Historia del chip 021 - Un jefe, dos ojos - Kim 009


    Fecha: 18/08/2017, Categorías: Grandes Relatos, Autor: chopin, Fuente: CuentoRelatos

    ... cruel sabiduría de su hermana a la hora de manipularla.
    
    —Tienes razón, Mary. Cuanto más preparada, mejor. Gracias— dijo Kim mientras se levantaba y terminaba comprobarse el pelo.
    
    —Eres la mejor novia y serás la mejor amante. Dame un beso.
    
    Kim se acercó a su hermana y juntó los labios. Sin darse tiempo a explorar el borde externo, introdujo su lengua. Los nervios acostumbrados informaron al cerebro. Kim sintió la vagina inundada. Su cuerpo reaccionaba a un beso, se preparaba para ser penetrada. Hoy estaba vestida y se iba al centro de estética. Las oleadas de frustración le provocaron temblores. No interrumpió el beso. Este tipo de pensamientos ya no surgían. Mary acarició los muslos de Kim antes de dejarla marchar.
    
    *—*—*
    
    Tuvo que aprender a contentar con dos amos. Uno, poco hablador, casi taciturno, interesado primordialmente en su cuerpo y con el que pasaba muy poco tiempo a solas. Otro, una hermana frustrada sexualmente e interesada ante todo en llevarla al límite. Existía un acuerdo tácito, siendo Roger conocedor de lo que acontecía y a la vez Kim se sentía siempre insegura de que algo pudiera molestarlo. Hacía unos días que no lo veía, lo que implicaba que su exceso de hormonas sexuales no liberadas por un digno orgasmo le provocaba estar particularmente inquieta. Para colmo, Mary había mandado un mensaje diciéndole que vendría acompañada. ¿Un hombre? ¿Una mujer?
    
    No se trataba de una novedad. Kim ya se había acostumbrado a exhibirse delante de los ...
    ... amigos de su hermana. Cuando alguno venía a dormir y se acostaba junto a ella, Kim dormía en el suelo al lado de la cama, desnuda como siempre, con la única compañía de una venda para los ojos. Y los sonidos que le llegaban de los amantes. Sentía como Mary era acariciada. Conocía sus jadeos, su respirar entrecortado, aunque no recibiría orgasmo alguno, pues no estaba interesada en atarse a un solo hombre y nunca le habían programado el microchip. Kim era incapaz de entender como podía aguantarse. Terminó por creer que no había dos mujeres iguales, para no pensar que estaba Mary estaba loca de atar.
    
    Después de todo ¿cuál era el ejemplo que daba ella? Mendigaba caricias, afecto, sexo y orgasmos a partes iguales mientras Roger confiaba plenamente en su persona y se sentía encantado de que estuviera desnuda y vendada mientras una pareja pasaba la noche haciendo el amor a menos de medio metro.
    
    Nunca sabía cuándo iba a llamar Roger para usarla como le gustaba decir. O cuando Mary quería ser usada. Ese mundo en el que no tenía que tomar decisiones le atraía. Y cada humillación se trasladaba a una especie de cosquilleo entre sus piernas.
    
    Kim se despertó sobresaltada cuando notó el dedo insertado hasta el fondo de su vagina. El amigo de Mary se debía haber ido, algo extraño pues solía quedarse hasta después de desayunar. A lo mejor habían discutido. No podía decirse que a Mary le durase demasiado los amantes.
    
    De manera automática, buscó los labios de su hermana, que le ayudó ...
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