¿SERÁ POSIBLE? - Relatos Eróticos

¿SERÁ POSIBLE?

... hablés así, papito! ¡No soy una nena!
-¡Para nada, mi amor! ¡Cogés como la mejor de las mujeres! - Eso la hacía estremecer de placer… - ¿Sabés bebé? Hace un siglo que no tengo entre mis brazos alguien como vos… ¡me das tantas ganas!
-¡A mí también papito! ¡Es tan rico sentirte dentro!
Estaba a horcajadas… Como para cambiar y que ella aprendiera, le hice un pedido…
-Ponete en cuatro, a lo perrita…
-¿Me la metés por la cola?
-No, no mi amor. Todavía no. Ya te la voy a preparar para que no te duela…
-Ah…, menos mal… A mamita le dolió mucho cuando se la metieron por primera vez… ¡y después no quiso más por allí!
-No te preocupés…, cuando te la de por el culito no te va a doler nada…, solo un poquito…, y después te va a gustar tanto que me vas a pedir que te la meta siempre por allí…
-¡Si! ¡Si! ¡Ojalá! ¡Quiero disfrutar siempre de tu pija! ¡Es tan linda! – Me abraza y me besa eufórica. - ¡Tendrías que hacérselo a mamita para que vea que se puede hacer sin dolor!
-¡Me alegra que te guste! ¡A mí me gusta mucho tu conchita y tu colita… ¡y también tu boquita! ¡La mamás de rico! – La complazco todo lo posible. – A tu mamita le podés decir si quiere venir… Decile que yo te dije…
-¡Jajaja! En la colita todavía no me la metiste… ¡No puedo hablar de lo que sentí!
-Pero a mí me gusta mucho…, te lo dije… Lo redondita que es, como un durazno, la suavidad, lo paraditos que están los cachetes, el rosado hoyito… ¡todo me gusta! ¡Vas a ver cómo vamos a gozar cuando te la meta! ...

... Entonces sí le podés decir…
-¡Si papito! ¡Prepáramela para tenerte dentro! ¡Tengo muchas ganas!
-¡Jajaja! ¿No te alcanza con la conchita y la boca?
-¡Jajaja! ¡También quiero por la colita! Bueeee…, unas compañeritas me dijeron que el papá, el hermano y unos primitos, se la meten por la colita y les gusta mucho, aunque…, claro…, al principio les dolió un poquito… 
-Vas a ver…, a vos casi no te va a doler.
 
En verdad, yo iba a hacer todo lo posible para que así fuera. No solamente me gusta cogérmela…, también quiero que sea feliz… ¡La quiero mucho!
Se colocó tal como le dije, en el borde de la cama. Yo, parado sobre el piso, la tomé de las caderas y busqué la conchita. Con Tamarita nunca hace falta lubricantes; expulsa tanto fluido, que le queda más húmeda que la boca…
No me enanqué para no pesarle. La tomé bien de las caderas y comencé un meticuloso bombeo. La criatura inmediatamente respondió a mi ritmo…; hacia atrás, hacia adelante, hacia atrás…
-¿Dónde aprendiste a moverte así, tesorito? ¡Cogés como una adulta! 
-Lo vi haciéndolo a mamita…, cada vez que está con algún amigo…
-¿Coge mucho tu mamá? – Me interesa estar al tanto…
-Y…, por lo menos un par de veces por semana…, por lo menos en casa. No sé si afuera lo hace más… Sé que le gusta… ¡Siempre dice que está rico!
No dije nada más…, solamente pensé que me gustaría probar con la mamá…
En unos diez minutos, Tamarita se estremeció. A partir de eso, no pasaban más de cuatro o cinco bombeos míos a que ella no volviera ...