1. Susurros en la Oscuridad (padre eh hija)


    Fecha: 02/12/2025, Categorías: Incesto Tus Relatos Autor: Anonimo2025, Fuente: Relatos-Eroticos-Club-X


    En una pequeña ciudad costera, donde el aire salado del mar se mezclaba con el calor pegajoso del verano, vivía Marcos, un hombre de 42 años, divorciado y curtido por el sol y el trabajo como pescador. Su piel morena estaba marcada por venas prominentes en los brazos, y su aroma era una mezcla de salitre, sudor y tabaco que fumaba en las noches solitarias. Su hija, Sofia, acababa de cumplir 18 años y había regresado a casa para el verano antes de la universidad. Sofia era una adolescente en plena flor, con curvas suaves y tentadoras: pechos firmes que se elevaban con cada respiración, pezones rosados que se endurecían al roce del aire, una cintura estrecha que descendía a caderas anchas y redondas, y piernas largas bronceadas por el sol. Su piel era suave como seda, con un leve brillo de sudor que la hacía relucir bajo la luz, y su aroma natural era dulce, como a melocotón maduro mezclado con un toque de excitación incipiente.
    
    Una tarde asfixiante, después de un día en el mar donde las olas habían azotado su cuerpo con fuerza, Marcos regresó exhausto, su camisa pegada al torso musculoso por el sudor, revelando el contorno de sus pectorales y el vello oscuro que descendía hacia su abdomen. El calor era opresivo, el aire cargado de humedad que hacía que cada movimiento se sintiera lento y sensual. Sofia estaba en la cocina, vestida solo con un bikini rojo que se adhería a su piel como una segunda capa, el tejido fino marcando cada curva: los pechos se desbordaban ...
    ... ligeramente por los bordes, los pezones erectos presionando contra la tela, y los shorts cortos ceñidos a sus muslos, donde gotas de sudor resbalaban hacia el interior, dejando un rastro húmedo y tentador.
    
    —Papá, hace tanto calor... ¿Quieres algo fresco? —preguntó ella, girándose con una sonrisa que no era del todo inocente. Su voz era un ronroneo suave, vibrante, y al moverse, el bikini crujió ligeramente contra su piel, mientras el aroma de su loción solar —vainilla y coco— se expandía, mezclado con el olor sutil de su excitación creciente.
    
    Marcos se quedó paralizado en la puerta, inhalando profundamente ese perfume embriagador. Su mirada devoró su cuerpo: el sudor perlaba su clavícula, descendiendo en riachuelos lentos entre sus pechos, haciendo que la piel brillara como si estuviera untada en aceite. Sintió un calor abrasador subir por su vientre, su miembro endureciéndose instantáneamente, presionando contra la tela áspera de sus pantalones con un pulso insistente, casi doloroso. Tragó saliva, saboreando el salitre en su lengua, y asintió, acercándose con pasos pesados.
    
    —Claro, hija... gracias —murmuró, su voz grave y ronca, como grava bajo el agua. Al sentarse a su lado en la mesa de madera rugosa, su rodilla rozó la de ella, enviando una descarga eléctrica que hizo que su piel se erizara.
    
    Mientras bebían la limonada fría, que goteaba condensación sobre la mesa, el silencio se hizo espeso, cargado de tensión. Sofia se acercó más, su brazo desnudo rozando el de él; el ...
«1234»