La puta y el tonto - Relatos Eróticos

La puta y el tonto

... raja de toda la leche que habían echado tanto Francisco como Jordi. 

Busqué la cocina para beber agua y enjuagarme la boca mientras me daba cuenta de que mi culo me escocia a la cocina vino tras de mí Jordi qué casi sin pedir permiso me empotró contra la encimera me mandó abrir las piernas y yo le dije que no por favor es muy grande es muy gorda. 

Mira cariño esta te va a follar sí o sí o lo hacemos fácil o lo hacemos difícil sentí como lubricaba con sus dedos mi agujero y como traspasaban con bastante facilidad estos allí apoyado la encimera con las piernas bien abiertas y el culo echa para atrás comenzó a penetrarme lentamente tanto Fátima como los dos amigos estaban mirando la escena y lo más curioso es que estaban grabando con sus móviles como aquel pollón se habría paso literalmente en mis entrañas. 

Estuvo como diez minutos follándome en esa posición para luego cogerme casi en volandas y apoyarme la mesa para que mi culo quedase más respingón todavía aquí la sacó y la volvió a meter y así hizo varias veces sucesivamente sintiendo gran vacío cuando las sacaba y un escozor y dolor cuando la metía.

Veinte minutos ...

... después comenzó a correrse esta vez fue Fátima la que recogió toda la lechada para luego terminar yo de recoger los últimos restos de aquel pollón Fátima se había tragado prácticamente todo pero aún así tuvo suficiente leche para besarme la boca y compartir lo que quedaba. 

Me fui a un rincón a llorar me dolía el culo me escocía pero sobre todo me sentía humillado completamente humillado ya que me habían violado literalmente. 

Francisco me llevó a su cuarto donde pase la noche con él nos besamos nos la mamamos hicimos 69 y también me folló sintiendo su corrida en mi boca y compartiendola con él en un beso hasta la mañana siguiente. 

A la mañana Fátima se fue estaba clara que era una profesional y yo me quedé con aquellos tres hombres que lo tenía muy claro. 


Durante aquel domingo fui violado muchas veces Francisco fue el más cariñoso de todos pero Jordi Alberto cada vez que lo hacían ponía el más ímpetu me fui a mi casa con el culo destrozado un sabor a leche que me daba para atrás sudoroso y como recuerdo de aquella noche las bragas de Fátima en un bolsillo un dinero que me dieron y un número de teléfono por si quería repetir.