1. Noveno mandamiento


    Fecha: 23/03/2019, Categorías: Hetero Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    ... soñábamos con tocarla. Pero jamás nos dejó de mirar como los niños idiotas de la cuadra. Luego crecimos y ella se mudó a otra colonia. Me masturbe tanto pensando en ella que de acordarme me duele él brazo.
    
    —¿Pero a ti te comieron la lengua los ratones? —No no, esquemas no me deja de asombrar. ¿Tú te fuiste a vivir a otra parte no? —Bueno, tampoco es que me fuera del país. Solo nos mudamos a media hora. —¿Y como regresaste? —Sencillo, necesitaba una asistente. Puse un anuncio en el periódico local y ella se presentó.
    
    Yo no paraba de mirarla, seguía igual o más buena. Esos jeans parecía que reventarían en cualquier momento. Incluso perdí la noción del tiempo. Cuando papá se retiró a dormir yo hice lo mismo. Adriana, se quedó a ver el final de la película de amor en la tv. En la madrugada baje a tomar un poco de agua y al pasar por la sala vi que Adriana seguía en el sillón. Se quedó dormida, pensé en despiértala. Pero tal vez la espantaría. Así que solo fui por una frazada para cubrirla. La recosté a lo largo del sillón y subí sus pies. Pero mi mano se quedó atorada en su pecho. Tenía que sacar mi mano suavemente para evitar que despertara. Podía sentir su pezon en la Palma de mi mano. ¿Pero qué mierdas estoy pensándome? Es la futura esposa de papá? Mi otra mano, con voluntad propia fue a parar a su culo. Recorría suavemente la redondez de sus nalgas. Estába profundamente dormida, pero mi corazón igual latía tan fuerte, que seguro se escuchaba por toda la casa. Cuando ...
    ... pude sacar mi mano de su pecho, me dispuse a colocar la frazada y dejarla descansar. Pero, creo en mi mente solo se repetía “Aarón nunca vas a tener otra oportunidad así“. Ni siquiera sabía qué oportunidad tenía. Adriana podía despertar en cualquier momento. Y yo quedar como el hijo pervertido. Pero no me importó y asome mi verga por la pijama. Me fui inclinando poco a poco hasta que la punta rozó su mejilla, me puse a recorrer sus labios. Podía sentir su respiración. Y esperaba, rezaba porque no despertara. Luego desabroche su pantalón y lo baje muy lentamente, cada que se movía yo :quedaba petrificado. Pero no podía parar, no ahora. Bajo los jeans unas bravas negras cubrían sus nalgas, como pude metí la mano y pude palpar su ano. Mi vergüenza seguía sobre su cara y ella comenzaba a moverse más y más. Me subí la pijama, mientras ella abría los ojos. —Te quedaste dormida. Te ponía algo para que no pasarás frío. —Gracias, mejor me voy a la cama. Camino y pude ver cómo se acomodaba los jeans. ¿Pero qué mierda hiciste Aarón? Me dije toda la noche. Cuando por fin desperté, escuche música electrónica. En casa, con don “esa música es para locos“. Vaya que el amor te cambia todo. Baje y Adriana estaba frente al televisor. Con ropa de ejercicio, leggins y un top. ¿Pero me quiere volver loco? No termine de bajar la escalera y ya tenía la verga durisima. Papá, como de costumbre leía el periódico en la cocina. Parecía inmune al escándalo de la sala. Cuando Adriana me miro. Solo me saludo ...
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