Noveno mandamiento
Fecha: 23/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos
... de su pinche madre, se puso más buena! —Si está como quiere la cabrona. —En lugar de fotos, yo ya me la hubiera parchado! —No digas mamadas. Pero a decir verdad, pase toda la semana investigando de drogas suaves y somníferos. Pero no le diría Carlos. Ni a nadie si lo llegara siquiera a intentar. —¿Te la estás imaginando verdad putito? Su culito gūero, sus chichotas. —Estas enfermo Carlos me cae de madre. —Y tú estás bien pendejo!
Cuando papá me contó que estaba haciendo guardias en el hospital público los jueves por la noche, mi mente se iluminó. Y comencé a imaginar la manera. ¿Es posible? ¿Tendré las agallas? Un amigo que estudiaba veterinaria me dijo el nombre de un somnífero capas de noquear a un elefante. Incluso me dio una receta y me dijo dónde comprarla. —Pero, suponiendo que la uses en humanos. No excedas la dosis. —No como crees, es para un amigo que tiene una granja. Trate de excusarme. —Bueno, dile a tu amigo el granjero, que una dosis fuerte puede matar a un humano. Me guiñó el ojo y se fue moviendo la cabeza. Ahora, cosa que no acostumbraba. Le mandaba mensajes. Papá todo el tiempo. Y así sabía dónde estaba. El jueves en que me decidí, papá me dijo que estaría toda la noche en el hospital. Asi que llegue a casa en taxi. Me baje dos cuadras antes y camine hasta la casa. Pasaba de la media noche y Adriana, devota a su costumbre dormía en el sillón con el televisor encendido. Saque un pañuelo de mi mochila y le rocíe un poco del somnífero. Cuando me acerqué a ...
... ella el corazón me retumbaba. Pero seguí y lo puse frente a su nariz y boca, se movió un poco pero no despertó. Y fui pegándolo más y más hasta que lo tenía contra su cara. Pasaron unos minutos y el miedo en la sangre no cesaba. Pensaba que despertaría. Así que puse un poco más en el pañuelo y lo volví a colocar en su boca y nariz. Cuando estuve seguro de que estaba completamente dormida, mis manos temblorosas fueron hasta su cintura. Tenía puesto un camisón, sin nada debajo. Claro, no estando el hijo pervertido. Podía andar más cómoda.la recosté boca arriba y comencé a chupar sus chichis. No sabía cuánto duraba el efecto, así que debía darme prisa. Baje hasta mamar su panochita. Esa que papá destrozaba cada que quería y luego la acomode de lado para meter mi verga muy despacio. Cuando menos supe ya estaba a toda velocidad, entrando y saliendo de Adriana. Sus nalgas suaves, redondas y firmes me rebotaban. Y sus chichotas se movían al mismo ritmo. Tenía que probar ese culo así que fui entrando con mucha dificultad, pero logré estar por completo adentro. Dios mío, apretaba riquísimo. Subí sus piernas en mis hombros y se la metí con fuerza. Un poco se quejaba, pero no despertaba. Llevaba más de una hora metiéndole la verga cuando por fin sentí la necesidad de venirme. Saque la verga de su vuelo y fui a su boca. Le retire el pelo de la cara mientras mi verga estaba a nada de explotar. Apenas alcance a salí de su boca para que mi leche cayera en su cara. Dios mío, así debe ser el ...