En el autobús
Fecha: 23/03/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
Llevábamos toda la mañana calentándonos por medio de correos electrónicos en el trabajo. Todo porque el día anterior aparecí con falda y tacones en el autobús. Los correos que empezaron siendo los habituales fueron subiendo de tono. Cuando me vio en el autobús me dijo que estaba muy guapa, cuando realmente pensaba que estaba para hacerme de todo. Pero eso no me lo dijo hasta esa mañana tras algunos correos. Sabía que me estaba poniendo a mil contándome aquellas cosas, y yo le seguía el juego. Quizá fue aposta la vestimenta de aquel día. Me había levantado pensando en él y esperando verle en el autobús. Escogí una falda vaquera y unos tacones negros, y por arriba una camisa negra escotada. El conjunto quedaba bastante sexy, quizá era demasiado para ir a trabajar, pero valía la pena probar.
Y se ve que funcionó porque ahí estábamos al día siguiente con nuestras conversaciones. Ese día no me había puesto nada especial, más bien iba como siempre en vaqueros, camiseta y ropa interior a juego. Nada sugerente. Pero con el recuerdo del día anterior y nuestras ganas era suficiente. La mecha ya estaba encendida, solo había que esperar a que detonara. Después de muchos correos terminamos quedando para vernos a la salida del trabajo en el autobús, cogiendo los dos el mismo. Yo insistía en que me iría pronto a casa, y él en que acabaríamos en la suya.
El autobús iba lleno de gente. Pasé hacia el fondo y allí estaba él. Me puse a su lado durante la siguiente parada, en la que aún ...
... entró más gente, haciendo que nos pegáramos más unos a otros. A esa hora era normal que sucediera esto. Lo que no era normal era el sobeteo que teníamos, rozando partes de nuestro cuerpo. Sus brazos se movían rozando mis pechos descaradamente, hasta que me giré poniendo mi culo a la altura de su miembro para notar el bulto que ya se insinuaba con el roce. Aprovechó que estaba de espaldas para, agarrándome de la cintura, pegarse más a mí y susurrarme al oído “me muero de ganas de metértela en ese pedazo de culo que tienes”. Ahí fue cuando no pude más y me mojé por completo. Sabía de sobra el efecto que unas palabras de ese tipo tienen en mí susurradas a mi oído. Un pequeño beso en mi cuello me decía que sabía que me tenía totalmente sometida.
Llegamos a nuestra parada. Ahí yo me bajaba para irme a casa y él hacía transbordo para con el siguiente autobús llegar a la suya. Siempre me esperaba a que viniera su autobús haciéndole compañía, y ese día no iba a ser menos. Más en el estado en el que me encontraba. Notaba lo mojada que estaba, y a él se le notaba que la tenía empalmada. Intentaba calmarme hablando con él, pero no me lo permitía. Estaba yendo a por todas. Me contaba cerca del oído lo que pensaba hacerme esa tarde en su casa; mientras que yo le insistía en que no podía ir. Solo que mis argumentos eran cada vez más vagos.
De lejos vimos venir al autobús que nos separaría. Fui a despedirme de él con dos besos, como siempre; intentando alargar el momento, pero al ...