Dando el paso final
Fecha: 24/03/2019,
Categorías:
Lesbianas
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
... demostrarme que he superado mi pasado debo tener sexo y gozar–empecé a vestirme.
Me di cuenta de que Niuva ya iba vestida, su uniforme militar estaba sobre la cama. Se habrá duchado mientras tomaba el sol. Me puse una camiseta tejida especialmente para alados, ambas nos compramos este tipo de ropa. Tiene una abertura por la que salen nuestras alas sin necesidad de romper nuestra camiseta ni romper el sujetador. Yo decidí no ponerlo, voy más libre sin eso. Por la espalda me abrazó Niuva.
–Te quiero, Laura. No lo olvides–lo dijo en un tono que solo usa cuando ha estado al borde de la muerte
–Yo también te quiero. ¿Que ha ocurrido?
–Unos ángeles negros nos han sobrepasado. Nos vimos rodeados, y a mí me clavaron un espadazo en el estómago–me di la vuelta, y vi su herida. Tenía una venda que la cubría–Cain nos salvó, y me cosieron la herida. Terminé bien la misión, pero casi muero. Tengo suerte de que tú abandonaste el servicio militar, no quiero perderte.
–Tranquila. Ya pasó todo–le di un beso–¿Estás lista para salir?–cambió su rostro de tristeza por una sonrisa
–Si.
–Yo conduzco–cogí las llaves de su coche
Yo también era una soldado no humana como ella. Con un equipo muy bien entrenado maté a mi antiguo amo. Combatí en la tercera invasión demoníaca, en la que nos adentramos en el reino abandonado de estos seres y acabamos con esa amenaza. Mi última guerra fue contra otros humanos, corrompidos por el ángel oscuro más terrible, Alive la Señora de las ...
... Sombras. Tener que enfrentarme a humanos fue demasiado para mi. Mis batallas anteriores habían sido duras pero aquello me hizo abandonar. Actualmente no trabajo, el gobierno me paga una pensión más que suficiente. Niuva también cobra, una miseria para lo que hace. Tener que enfrentarte a no humanos no es fácil como para que te paguen el sueldo que te pagan. Intenté convertirme en mercenaria, pero había que hacer cosas que no me gustaban por dinero o casi siempre estar lejos de casa.
Yo conducía. Ninguna de las dos sabía a dónde ir. Me detenía cuando veíamos restaurantes pero o no le gustaban a ella o no me gustaban a mi. Era todo muy improvisado. Al final vimos una pizzería, en la otra punta de la ciudad. No nos desagradó a ninguna así que aparqué. Entramos, y para fortuna nuestra había sitios libres. Pedimos una pizza grande para ambas y cogimos sitio.
–Después de esta misión he pensado hacer como tú y dejar el ejército. No quiero estar cada día temiendo que sea el último que pueda verte.
–Me alegra que tomes esa decisión, tendremos más tiempo para nosotras.
–Ya quiero empezar a formar planes de pareja.
Nos llegó nuestra pizza. Ambas la devoramos rápido, yo no había comido nada más después del desayuno y ella no creo que haya comido nada en un día.
–Tienes algo en el...–se me cayó jamón en el escote. Niuva aprovechó para meterme mano, y sacarme la comida.
El trozo se la comió ella y me había metido mano sin avisar. La miré vengativa. Me quité mi zapato. ...