1. La Soledad de los LLanos


    Fecha: 25/03/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Carlos Nagasaki, Fuente: CuentoRelatos

    ... segundo piso, así como otras dos recamaras individuales las cuales contaban con un pequeño balcón. En la entrada de la Hacienda se encontraba una pequeña fuente que dividía el centro de la explanada entre el hogar de la familiaDe la Garza y las habitaciones de la servidumbre. En estos cuartos vivían cómodamente Don Pedro Ibarra y su familia. Su casa colindaba con el granero donde estaba todo el equipo y maquinaria para el arado y sembrado, así como también la vestimenta necesaria para montar a caballo y demás accesorios de campo. El lugar estaba a reventar. Más de 250 personas se reunieron para darle el último adiós al gran amigoJuan de la Garza Cárdenas. La misa ya se había llevado a cabo y los ahora huérfanos se encontraban durmiendo a excepción de Luis, el hijo mayor. Los comentarios no se hacían esperar ante el panorama triste del lugar. La gente había llegado de todas las rancherías de alrededor así como de la cabecera municipal[7] que se encontraba a 12 kilómetros de distancia -LOS EBANOS, TAMAULIPAS-.
    
    -¿pero por qué lo mataron?-
    
    -este hombre no se metía con nadie-
    
    -era muy bueno, ayudaba a mucha gente-
    
    -era muy rico, lo tienen que haber querido robar-
    
    Las versiones sobre su asesinato brotaron como teorías conspirativas. ¿Quién lo había asesinado? ¿porque? ¿A caso contaba con enemigos? El día de su muerte, Don Juan campeaba[8] con su hijo Luis. Hacía un recuento de las cabezas de ganado que había adquirido del“proveedor de oro” que finalmente había ...
    ... encontrado. Tenía alrededor de 5 años trabajando con él. Lo curioso era que Don Pedro Ibarra jamás dejaba a Don Juan, ni a sol ni a sombra, siempre se encontraba a su lado, ya sea en la Hacienda o cuando se encontraban de viaje. Esta repentina ausencia causo expectación entre la gente y por supuesto entre las autoridades. El portón enorme de la Hacienda se abrió lentamente cuando aparecieron dos hombres caminando entre la multitud; Eran Maclovio Silva, Jefe de la Policía Rural de los Ébanos, y Ruperto Sáenz, quien era el segundo al cargo. Ambos entraron y se dirigieron a la sala donde todavía estaba el cuerpo del recién difunto. Aun se estaba rezando el novenario, las mujeres ofrecían sus oraciones para el eterno descanso deJuan de la Garza mientras que los hombres afuera se lamentaban tan terrible perdida. Tres mujeres confortaban a la pobre viuda quien se encontraba sentada detrás del féretro; Una era su cuñadaIsela Rodríguez -esposa de su hermanoAbraham Treviño- y las otras dos solo sostenían sus manos cansadas. Los representantes de la Ley pidieron un minuto para hablar con la viuda; A pesar de ser rechazados por las mujeres protectoras, la viuda accedió a dicha entrevista.
    
    -sabemos que son momentos muy difíciles señora Consuelo, no pensamos quitarle mucho tiempo- comentó el Jefe Maclovio.
    
    -ustedes dirán-respondió desangelada la viuda.
    
    -¿sospecha usted de alguien que quisiera hacerle daño a su difunto esposo?- preguntaron los representantes de la Ley.
    
    -mi esposo era ...
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