-
Atendiendo a mi cuñado 1 de 2
Fecha: 26/03/2019, Categorías: Gays Autor: Alvaro-L-de-H, Fuente: SexoSinTabues
-¡Adela déjalo ya por Dios! Sujeté su mano que agarraba nerviosa el cuchillo de carne. -Mírale, tenía que estar en el instituto, no lo soporto. Yo pensaba que a ella que podía importarle aquel chico en el que me obligó a fijarme. Podría equivocarse, una cosa es la edad que se aparenta y otra la que en realidad se tiene, y además por qué le importaba ese chaval que conocía de hacía pocos tiempo a una chica de veinticinco años, guapa y dichosa que marchaba para estar unos días con su amiga del alma y que además estaba casada. Cosas propias de sus rarezas. -Piensa en tu viaje y los planes que te ha preparado tu amiga. Y cambió de tema. -No lo olvides llama a mi hermano, invítalo a comer, el pobre está trise desde que rompió con su pareja. -Lo haré, no te preocupes siempre que marchas de viaje lo hago. -Pero llámale tú, él es tímido y no se atreve, contigo se siente bien como si fueras su hermano. Y así seguía la conversación, dándome instrucciones sobre lo que tenía que hacer esos diez días que iba a dejarme solo. Sin quererlo mi mirada seguía al joven camarero en su deambular por el comedor realizando su trabajo. Sí que parecía joven pero eso era circunstancial por la imagen que yo tuviera de él. No era nada del otro mundo. Joven y moreno con el pelo corto y cara de niño, como la que tenía su hermano pero no tan guapo, le habían puesto uniforme o eso me parecía, pantalón muy ajustado que lo perdía al no sujetarse en sus inexistentes caderas y camisa negra con cuello a lo ...
... Mao, también me fijé que a pesar de su extremada delgadez la tripita la tenía puntiaguda. Hacía unos meses que habían sustituido al camarero chulito que tenían antes, aquel me gustaba más, me llamaba la atención su gordo culo bien puesto pidiendo que lo follaran. Cuando se lo sugerí en el pasillo enfrente de los aseos me dijo que tenía novia. Tonto del montón, ¿Qué tendría que ver una cosa con la otra? Él se lo perdió porque raramente me equivocaba y aquel culito quería que alguien lo taladrara. Este era diferente y no llamaba mi atención demasiado hasta que ella hizo que me fijara en él, en su carita de niño guapo, sin más, cuerpo como un lapicero de delgado con los pantalones colgando, la camisa a medias de salir de la cintura, sin bulto alguno en la entrepierna excepto el cuadrado de su móvil. Nada de todo eso me interesaba pero sus movimientos… me fijé como se inclinaba marcando las breves redondeces de sus nalgas, el movimiento de sus caderas al girarse, la forma coqueta de elevar la cabeza. Un puto sin descubrirse, de armario sin terminar de salir al aire de la vida y el placer. Sorprendió mi mirada y no la aparté para que supiera que yo sabía lo que él era y que tenía enfrente un depredador que podría darle caza. Se le coloreó la cara y vi el temblor de sus manos al tomar la nota de la mesa de al lado y como sus glúteos se contraían marcando el hueco lateral en su pantalón. Una fácil presa si me lo propusiera. El chaval necesitaba verga, una potente como la mía para ...