1. Siempre Lulú


    Fecha: 27/03/2019, Categorías: Incesto Autor: Mamaceando, Fuente: CuentoRelatos

    ... la levanté hasta cargarla. Ella se aferraba a mis hombros mientras sus caderas rebotaban contra mí, yo seguía aprovechando cada instante para buscar sus labios. Luego la coloqué en cuatro sobre la cama, siempre quise ver ese culito así, ahora mi verga lo estaba asaltando y la vista era maravillosa. Tomé sus brazos para que su cara quedará pegada al colchón, y comencé a tirar de ellos. Estaba a punto de explotar, pero no quería parar, ahora no. Mi embate final la hizo gritar mientras me corría.
    
    —¡DIOS MÍO QUE DELICIA!
    
    Ella permaneció tumbada boca abajo, sus lágrimas se perdían entre el sudor y su pelo revuelto en la cara. Espere hasta que se calmara. Luego la vestí, pero ella seguía con la cabeza abajo. Creo que tenía más vergüenza ahora que al principio.
    
    —¿Estas bien?
    
    —Es que... Lo conozco desde que era niña…
    
    —No pasa nada.
    
    —Por favor… no quiero que Laura se entere…
    
    —No te preocupes, ella vive con su madre y casi no la veo. Además, jamás le diría nada.
    
    Cuando salí de la habitación, doña Mari me esperaba con una gran sonrisa.
    
    —¿Verdad que sí lo conozco?
    
    —Gracias doña Mari, nos vemos luego.
    
    Salí de ahí desconcertado, no pude dormir, no me coma entraba en nada. Así que al siguiente día volví.
    
    —Hola, doña Mari, busco a la misma chica.
    
    —Uy don Julio, me la espantó. Se fue y ni siquiera contesta el teléfono.
    
    —¿Cómo?
    
    —Sí, salió casi detrás de usted, ni siquiera quiso cobrar.
    
    —¿pero usted tiene su número.
    
    —Digamos que sí…
    
    Al ...
    ... final le pagué porque me diera el número, y debía intentarlo. Así que le mande un mensaje.“Hola, soy Julio el papá de Laura. ¿Podemos hablar?”.
    
    Pase dos días mirando el teléfono esperando respuesta. Hasta que por fin a media noche apareció un mensaje.“Estoy afuera de su casa”.
    
    De un brinco salté de la cama y miré por la ventana. Ahí estaba, con sus jeans ajustados y una pequeña maleta en la mano.
    
    —Pasa, que haces a esta hora en la calle.
    
    —Me echaron de mi departamento. Debía casi tres meses y no tenía para pagar. Perdón, no sabía a quién más llamar.
    
    —Pasa, puedes quedarte el tiempo que quieras.
    
    —No, sólo esta noche, no quiero ser una molestia.
    
    —¿Cómo supiste donde vivo?
    
    —Lo seguí aquel día, no sé porque… le puedo pagar de alguna manera, sólo tengo que conseguir algún trabajo.
    
    —Por ahora descansa, yo me quedo en el sillón.
    
    Entre tanto, logré dormir un poco. Pero me despertó algo inesperado. Poco a poco fue cobrando conciencia mientras sentía algo bajo la manta que me cubría. Lulú tenía mi verga en su boca, me despertó con una mamada. Invada junto al sofá se aferraba a mí, la mejor mañana de mi vida. No paro hasta que me logró que me viniera, y se tragó absolutamente todo. Luego me beso y me dijo.
    
    —Gracias.
    
    Cuando por fin salí de mi asombro, escuché como caía agua en la ducha. No lo dudé ni un instante. Fui hasta ahí y la tomé de la cintura, la acomodé contra la pared, mientras mi verga buscaba cabida, sentí como me hundía en su tibieza y no paré ...