1. El semental de confianza


    Fecha: 28/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    Ana despertó por los ruidos que hacía Ramón al reparar un panel del techo cerca de la recámara principal. Se quedó un rato más pensando con un dejo de arrepentimiento por la tarde anterior. Jugaba con sus manos. Había sido ya de dos hombres desde que se había casado. Se sentía una vil prostituta de sociedad, pero al llevar su mano a su aún húmeda vagina, olvidó por completo cualquier carga de conciencia en favor de su nuevo amante. La excitó la diferencia de clases, la bestial energía del albañil y los nuevos límites de su cuerpo que ni ella sabía que existían. Ramón la llevó a otro nivel, y quizá él descubrió de sí otros también.
    
    No durmió bien. Acostó a los niños un poco más tarde de lo acostumbrado para poderse levantar un poco más tarde, pero fue inútil.
    
    Durmió desnuda, acariciándose, pensando en la ardiente tarde anterior.
    
    Escuchó a Ramón regresar como a las 11 de la noche, deseosa de que entrara en la recámara y la hiciera suya, pero ella se lo había prohibido. Eduardito ya tenía tres años y hubiera sido terrible que los pillara, hubiera sido muy traumante encontrar a su madre con el albañil en la cama.
    
    Despertaba de breves momentos de sueño, y pensaba en Ramón que estaba a solo unos pasos de distancia. Pero los niños eran un peligro latente. Se levantó y empezó a caminar desnuda hacia él. Escuchó sus leves ronquidos. Estaba arropado por el aire acondicionado.
    
    Pensó y pensó. Lo necesitaba con urgencia, pero finalmente pudo más la razón. Volvió a su cama, ...
    ... se acostó y se quedó dormida después de acariciar con frenesí sus labios vaginales y experimentar un exquisito orgasmo.
    
    Ana vio el reloj. Eran las 8 AM. No faltaba mucho para que su mamá pasara a recoger a los niños para protegerlos del polvo de la construcción.
    
    Salió apresuradamente de su recámara, pasó por donde Ramón y le dijo simplemente “Hola Ramón, buen día”. El devolvió el saludo con un simple “buenos días”.
    
    Preparó a los pequeños. Su madre llegó en breves momentos. Los subió al automóvil y Ramón alcanzó a escuchar que iría a comer con ellos y pasar la tarde.
    
    Cuando se fueron, Ana entró a la casa. Ramón, aun trepado en la escalera continuaba los trabajos resanando el techo.
    
    “Hola”, volvió a decir ella. Ramón continuó unos segundos en silencio.
    
    “¿Quieres que te haga desayuno?”, preguntó ella.
    
    “¡Claro!, me muero de hambre”, contestó él, al tiempo que empezó a descender la escalera de aluminio.
    
    “Pero antes, preciosa, déjame darte el tuyo”, agregó, al tiempo que se volteó hacia Ana con una desafiante erección, que salía por la cremallera de su acostumbrado pantalón, únicamente sus 11 pulgadas en su máxima erección, sin sus testículos visibles, que aguardaban su boca.
    
    Ana se acercó melosamente, haciendo su rubia cabellera hacia atrás, para volverla a dejar caer a los lados de su hermosa cara, provocativa y sensual. Se despojó de su bata quedando completamente desnuda. Ramón, atónito por su grácil figura y bella sonrisa, se inclinó un poco ya que ...
«1234...14»