1. El semental de confianza


    Fecha: 28/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... pero sentía una eternidad estar sin su dosis de Ramón.
    
    Por fin se pusieron de pie, ella aún desnuda y el con su raído pantalón. Ana levantó los platos y los llevó a la tarja.
    
    Ramón se acercó por detrás, la abrazó y besó su nuca. Habría transcurrido menos de media hora de su primer episodio.
    
    El albañil fue bajando sus manos hasta la cadera de la joven señora, deslizó ambos pulgares entre sus nalgas mientras la besaba. Ella volteó su cara para besar su boca.
    
    Ramón le introdujo ambos dedos en el ano. Ella se inclinó hacia enfrente un poco, al tiempo que sintió como el monstruo volvió a la carga, penetrándola de pie, con facilidad, lentamente, hasta tenerla completamente ensartada. La aprobación de ella se hizo evidente con el rítmico movimiento de sus nalgas, sin dejar de besarse por encima de su hombro derecho. Empezaban así las locuras entre Ana y Ramón.
    
    “¡No, no puedo creer que puedas!”, jadeaba ella. “¡Hace un instante que te viniste en mí!… no, ¡no eres normal!, decía mientras gemía de placer y Ramón jugaba con sus dedos en sus babeantes labios vaginales.
    
    “¡Te voy a culear hasta que te desmayes!”, le dijo Ramón.
    
    “Perooooo…. ¡ni siquiera te la mamé!”, dijo Ana.
    
    Ramón bombeaba con energía las entrañas de Ana….
    
    “¿Me la vas a cagar otra vez, eh? ¿eh? ¡dime que me la vas a cagar otra vez mamacita!”, le decía Ramón al oído, poseído de increíble energía y pasión.
    
    “¿Te me vas a quedar pegada como ayer? ¿eh?”, continuaba Ramón con insistencia, ...
    ... mientras ella jadeaba de placer.
    
    “¡Te lo voy a dar todo en el fundillo Anita...! ¡Todo, todo!, ¡siente lo calientito, así, paradita!”, continuó Ramón, mientras ella se abría las nalgas con las manos para que el gigantesco pene depositara su caliente carga lo más adentro que pudiera.
    
    “¡Ah, aaaaah, ahhhhh, ahí te voooooy!”, gritó Ramón al empezar a eyacular deliciosamente en el culo de la mujer de otro hombre, extasiado, mientras ella jadeaba de placer.
    
    Cuando terminó de sentir el delicioso cosquilleo, Ramón tiró de su miembro para retirarlo del culo de su bella amante. Esta vez sin dificultad, pero con suma suavidad. Ella levantó sus nalgas un poco al sentir que el tren había salido del túnel, victorioso, intacto en su erección.
    
    “¡Parece que ya te lo hice más grande!”, expresó el albañil.
    
    “¿Te la cagué otra vez?”, preguntó ella sensualmente.
    
    “Mmmmh, déjame ver”, contestó el.
    
    “Parece que no. Bueno, sí, un poquito”, contestó finalmente Ramón. Ella sonrío.
    
    “Ve y límpiala”, le dijo, “ni creas que lo haré con mi boca”, agregó riéndose.
    
    “Que pena contigo Ramón”, agregó Ana. Van dos veces que me la metes por el culo y dos veces que te la cago”. “Te juro que jamás me había pasado”, le aseguró.
    
    “No te preocupes preciosa”, la calmó el albañil. “Me excita mucho que hagas eso y no te culpo porque pues, te llego muy adentro”, agregó.
    
    Ana volteó miró fijamente el pene de Ramón y estaba tan erecto como si nada hubiera pasado.
    
    “¿Seguro que no tiene hueso?”, ...
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