1. El semental de confianza


    Fecha: 28/03/2019, Categorías: Infidelidad Autor: Thomas, Fuente: CuentoRelatos

    ... con más y más placer.
    
    Unos minutos después, Ana empujó los hombros de Ramón con sus pies, separándolo, mientras se volteaba para darle una hermosa vista de sus nalgas, invitándola a cogérsela de “perrito”.
    
    El albañil acarició su terso trasero, volviéndola a penetrar de inmediato, mientras descansaba sus manos en su deliciosa grupa. Mientras bombeaba su duro y largo pene en la vagina de Ana, comenzó a bajar su mano derecha entre las preciosas nalgas, insertándole de nuevo su dedo pulgar en el ano, sintiendo en él la dureza de su tronco hasta el fondo de su vagina sin problema.
    
    “¡Aaaay, así, así…cógeme, cógeme!”, gritaba Ana presa de intenso placer mientras Ramón bombeaba y bombeaba de pie, con un dedo metido en su culo y nalgueándola suavemente con la otra mano.
    
    El albañil empezó a meterle por el culo su dedo índice, poco después el medio, y en pocos minutos tuvo sus cinco dedos insertados en al ano de la bella señora, a poco más de la mitad.
    
    “¿Me quieres culear con el brazo o qué?”, preguntó Ana en su ya acostumbrado tono sensual.
    
    “Me gustaría, si”, contestó Ramón.
    
    “Mmmmh…. haz que me venga y te doy permiso”, le contestó. “No creo que batalles más que con tu vergota… son casi iguales”, agregó.
    
    Ante la calenturienta idea, Ramón empezó a acelerar el bombeo de su pene en su vagina. Ana empezó a jadear con más intensidad hasta alcanzar el clímax, convulsionada de placer.
    
    Ramón retiró sus dedos uno a uno, dejando solo medio completamente insertado ...
    ... en el ano de la señora al tiempo que comenzó a retirar su victorioso miembro, dándole a oler su dedo medio que ella lamió y besó, para después llevárselo a la boca y chuparlo como si se tratase de un dulce.
    
    “Eres un cochino”, le dijo ella sonriendo.
    
    “Estás deliciosa”, le contestó él.
    
    Ana descansó de su orgasmo por unos momentos.
    
    Ramón se arrodilló frente a su ano y empezó a lamerlo, rodeando su esfínter e introduciendo su lengua, saboreando cada sorbo de su húmeda y olorosa cavidad anal.
    
    Substituyó su lengua con su largo dedo medio, introduciéndolo con suma facilidad en el culo de su patrona, luego su índice, empezando a trabajar lentamente hacia adentro y afuera… luego sus dedos anular y meñique, y, por último, el pulgar. El culo de Ana parecía reventar. Con sumo cuidado, Ramón comenzó a empujar suavemente su puño, mientras Ana gemía de una placentera molestia al tiempo que el albañil excedía el grosor de su pene. Ana gemía más y más, pero no como para detener el avance. Finalmente, alcanzó la parte más gruesa de su mano, deleitado de ver como el esfínter de ella era ya una especie de liga a punto de romperse. Su tono café-rojizo desapareció por completo cuando la mano del albañil la penetró completamente, empezando a cerrarse al llegar a su brazo.
    
    “¡Ay, ay!”, gemía Ana. “¡Ay papacito… si es más grueso que tu bicholota!”
    
    El brazo del albañil seguía avanzando inexorablemente por el intestino. Sin duda, Ana sentía molestia que el daba pausa para que se ...
«12...567...14»