Inicio a un mundo nuevo
Fecha: 28/03/2019,
Categorías:
Bisexuales
Autor: Alvaroalba, Fuente: CuentoRelatos
... se portaban amablemente conmigo.
Una noche tuve una bronca monumental con mi pareja, hasta el punto de mandarnos mutuamente a la mierda y cortar. Cabreado como estaba volví al camping bufando como un toro, eran solo las once y al llegar a mi tienda tanto Raúl como Elise apreciaron mi estado. Verme así provocó su insistencia, “¿Estás bien?, ven anda, cuéntanos”. Yo la verdad no estaba por la labor, pero sus palabras insistentes me llevaron a su mesa.
Estaban tomando unas copas y me ofrecieron beber algo mientras les explicaba lo ocurrido. Me costó, pero poco a poco les fui relatando lo ocurrido. Insistían en aportarme calma, me contaban experiencias suyas, “eres muy joven”, “a mí me ocurrió esto…”, “tienes que experimentar y no atarte ni complicarte aún”.
Las copas y la conversación parecían distraer mis demonios y pronto pasamos a otros temas, y de ahí…. a las risas. Elise sentada a mi lado y su chico frente a mí bromeaban sobre mi casi nulo francés. Una broma y una sonora carcajada dio comienzo a algo que aún hoy recuerdo como uno de los mejores momentos de mi vida, Elise tras un ademan puso su mano en mi pierna. Al principio lo interprete como un gesto amistoso, pero…. porque no la retiraba, no había nada extraño en el típico empujoncito queriendo decir “estas de coña”, lo que me intrigo que el contacto entre ambos no terminaba. Su mano permanecía en mi muslo, algo que provoco en mi un escalofrío. Pasaron unos segundos y seguía sintiéndola mientras intentaba ...
... mantener la conversación con ambos aparentando una normalidad que para mí no existía. Al ver que no parecían darle importancia intente relajarme.
La conversación y las bromas seguían y la mano de Elise poco a poco empezó a moverse en una caricia sutil. Raúl parecía no percatarse, o al menos no importarle, sin embargo, mi nerviosismo aumentaba por segundos y aún más cuando esa mano traviesa contactó con mi paquete. Mis pensamientos estaban bloqueados, intentaba mantener la conversación, saber si Raúl lo sabía y evitar una erección en las bermudas que poco iban a ocultar, todo al mismo tiempo.
El descaro de Elise no frenó y el roce momentáneo se transformó claramente en caricias a lo largo de mi pene cubierto bajo la fina tela del bañador. Mis ojos como platos no deban lugar a dudas, era como un conejo ingenuo ante los faros de un coche y ese coche era Raúl. Un coche que esperaba que me arroyara, que me aplastara y sin embargo lo único que me mostro fue una pícara sonrisa y un movimiento de cabeza afirmando sin decir nada.
Lo sabía, lo sabía y no le importaba, frente a él su chica acariciaba mi polla sin reparos, en una aparente normalidad que me descolocaba. “Vienes”, fue el susurro que me saco de mi estupefacción, al aliento de Elise en mi oreja le siguió un gesto ofreciéndome su mano. Casi temblando la cogí y como un perrito sumiso me dejé arrastrar fui conducido por ella en dirección a su tienda.
Tenían una remolque de esos que se transforman en una tienda al ...