1. Esclavizado en un Campamento de Verano - 4


    Fecha: 29/03/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues

    Capítulo 1: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-31586.html Capítulo 2: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-31727.html Capítulo 3: http://www.sexosintabues.com/RelatosEroticos-44862.html La luz se colaba por la persiana de la ventana de la habitación, la estancia poco a poco se fue iluminando. Esa mañana de domingo yo fui el madrugador, me desperté temprano, cosa muy poco común en mí que no solo dormía bien si no que además tenía un sueño muy profundo, demasiado incluso. Roberto cumplió su palabra y aquella noche no fue a dormir a la habitación, había ligado con una morenita y debía estar muy ocupado, y a mí no hacían más que pasarme por la cabeza las escenas de la tarde anterior, esposado a la cama y con los pies y la polla de mi guapo compañero en la boca. Realmente había sido genial, había fantaseado alguna vez con algo similar pero la realidad, una vez más, superaba la ficción. De vez en cuando me magreaba el paquete, mi polla estaba encantada de haber tenido un alojamiento cinco estrellas para aquella noche. El bóxer blanco de Roberto era todo un lujo, al igual que la noche que pasé: calcetines limpios, tapado y seco, algo que nunca pensé que echaría de menos. Se empezaron a escuchar ruidos de gente hablando en las habitaciones, y poco después las duchas de los vecinos, que realmente eran ruidosas, cosa que decía mucho de mi sueño, era a prueba de bombas. Aquella mañana no quise desperdiciar la tranquilidad y el tiempo del que disponía y mucho menos ...
    ... la erección. Me metí la mano en el bóxer y comencé a pajearme con los ojos cerrados fantaseando al principio con Roberto, su deliciosa polla y sus fantásticos calcetines a los que tanto cariño y odio estaba cogiendo. Pero mi mente calenturienta fue a más y los dos amigotes suyos se hicieron un hueco en mi fantasía, el rubiecito de las adidas y el moreno de las puma. Aquello desencadenó una corrida tan rápida que no tuve tiempo ni de levantarme, no fue muy abundante debido a la gran paja de la que fui víctima la tarde anterior, pero lo suficiente para pringar el bóxer. -Ooh. mierda –dije en voz baja– a ver qué coño hago ahora Me levanté y me fui al baño, me saqué el bóxer y lo lavé como pude, lo escurrí, hice una bola y lo tiré junto a la bañera. -Eso es –me dije, como si pudiera oírme alguien Realmente era un plan perfecto, si me preguntaba por qué estaban empapados le diría que se mojaron al ducharme por la mañana y no tendría más remedio que creérselo. O al menos, eso pensé. Me duché y elegí yo mi ropa esta vez, una camiseta azul y un pantalón corto deportivo azul también, aunque por precaución no me puse calzoncillos, no sabía cuándo aparecería Roberto. Las zapatillas parecían haberse secado, la verdad es que estaba haciendo calor esos días, así que me las puse. Olían raro, quizás tuvieran la culpa tanta lefa y tanto sudor resecos. Como cada mañana, los monitores avisaron a voz en grito que bajásemos todos al comedor a desayunar, y tras recoger todo y dejar la llave del ...
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