Esclavizado en un Campamento de Verano - 4
Fecha: 29/03/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... volvía. Esperé un rato, hice tiempo leyendo una revista de instalaciones juveniles de la red de albergues en la que estábamos alojados, y decidí acostarme. Me quité las zapatillas y las dejé tiradas en mitad de la habitación, no creía que esta noche tampoco fuese a aparecer él. Dejé la camiseta dentro del armario y al entrar en el baño me encontré con otra agradable sorpresa, junto a los bóxer blancos prácticamente secos había otros, negros. Mi polla dio un respingo, ¡no me lo podía creer! Otra noche que disfrutaría de unos bóxer de mi compañero. Me saqué los pantalones cortos, los metí de cualquier manera en el armario, y me puse esos deliciosos bóxer negros. Aunque teníamos una talla similar estos me estaban súper apretados y marcaban muchísimo paquete. Apagué la luz y me metí plácidamente en la cama, el día había sido largo y estaba cansado, además igualaba, si es que no mejoraba, las condiciones de la noche anterior, con lo que no tardé en quedarme plácidamente dormido. Pero la placidez no duró hasta la mañana… un portazo me devolvió al mundo de los despiertos con tal velocidad que tardé unos segundos en saber qué pasaba. La luz estaba encendida cuando abrí los ojos y alguien había entrado, era Roberto. No debían ser más de las cuatro o las cinco de la madrugada. Daba vueltas en la habitación con visible gesto de enfado y mascullaba cosas como “será zorra”, “estrecha de mierda”, “hija de puta” y otras expresiones que no logré entender. Cometí el lamentable error de ...
... preguntarle. -¿Qué te pasa? –le dije con los ojos aún entornados por la luz y algo desorientado -¿Que qué me pasa? La zorra de Erika, que es una puta estrecha de mierda –dijo malhumorado Erika, pensé, por fin le puse nombre a la misteriosa novia de mi compañero. -Casi dos días detrás de ella –prosiguió con idéntico tono– y lo más que he conseguido es que me la coma en el parque donde hemos estado hoy -Vaya, que zorra –dije tratando de ser condescendiente -Tú verás –dijo mientras daba vueltas de un lado para otro de la habitación mirando a los lados y diciendo toda clase de improperios– si será creída, se piensa que por estar buenísima ya puede ir de calientapollas, toda la noche en ese estúpido parque haciendo el gilipollas y de repente “me quiero ir a dormir cariño” –esto último con un tono ridículamente agudo, a la vez que gracioso -Vaya, lo siento –no sabía qué decir, y realmente sus fracasos amorosos me daban igual -Y lo que más me jode es que encima … –pero no acabó la frase. Se tropezó con una de mis zapatillas que había dejado descuidadamente por mitad de la habitación y casi se da de bruces contra el suelo. -¿Pero qué mierda hace esto en mitad de la habitación? -Lo, lo, sien, siento –dije tembloroso, nada bueno podía venir después de lo que acababa de ocurrir -¡Recoge esta mierda tuya ahora mismo! –me ordenó tan cerca de mi cara que casi podía oler la colonia de Erika Salté de la cama tan rápido como pude, cogí las zapatillas y fui hacia el armario. -¿Qué haces con eso ...