Esclavizado en un Campamento de Verano - 4
Fecha: 29/03/2019,
Categorías:
Dominación / BDSM
Autor: Anónimo, Fuente: SexoSinTabues
... puesto? –me dijo tono de recriminación Me dio otra vez esa sensación de no quedarme una sola gota de sangre en la cabeza. Me paré en seco y me miré, llevaba el bóxer negro. SU bóxer negro. Me giré y le vi la cara, no era buena, no, que va. -No será ese mi bóxer, ¿verdad? No dije nada, pero caminó hacia a mí, yo cerré los ojos pensé por un momento que me iba a dar un bofetón o algo peor, pero pasó de largo y entró en el baño. -Sí, es el mío –dijo desde dentro Yo me lo quité tan deprisa que debí batir algún ridículo record, se lo dejé encima de la cama, pero cuando salió del baño ni siquiera se fijó, fue directamente al armario y rebuscó, se agachó y tiró detrás de él unas de las esposas provocando un ruido metálico poco habitual. No podía ver lo que hacía, ya que la puerta del armario me tapaba la visión, pero cuando volví a verle, la poca sangre que me pudiera quedar en la cabeza se esfumó. Había encontrado los calcetines sucios. Con una mano sujetaba las otras esposas, concretamente las de las manos y mis calcetines de días atrás. -Estoy fuera un día y mira con lo que me encuentro –dijo tirándome los calcetines a la cara -No, bueno… es que… –pero no había justificación posible, me había pillado y por partida doble, esto no pintaba bien. -Ven aquí, y no te olvides tus apestosas zapatillas Las recogí y se las acerqué. -Mételas ahí –me dijo señalándome la parte de abajo del armario Me agaché a dejarlas y cuando me incorporé me cogió del brazo derecho con fuerza y me colocó las ...
... esposas. Tiró del otro extremo y me hizo caminar de vuelta a la cama, me empujó y caí de lado aunque me seguía sosteniendo el brazo. Me esposó las manos a los barrotes de la cama quedándome sentado y apollado contra la pared. -Robert, tío, perdona, no te pongas así, no ha sido para tanto -¡Calla! Y túmbate boca arriba –mientras él volvía a por las otras esposas Me coloqué como pude boca arriba, las esposas no me daban mucho juego. Estaba atemorizado, nunca había visto a Roberto así, aunque también era verdad que solo lo conocía desde hacía pocos días. Volvió con las otras esposas y uno de mis calcetines, cosa que me pareció extrañísima. Dejó el calcetín encima de mi barriga y me ató los pies a la cama igual que lo hizo dos tardes atrás. -Te voy a dar tu merecido por desobediente y por osado, no tenías suficiente con mis calcetines que también querías mis bóxers, puto marica Estaba realmente asustado, había elegido el peor momento de todos para enfadarle. Cuando terminó de cerrar las esposas de los pies cogió el calcetín que estaba encima de mí y lo estiró, me lo colocó alrededor de los huevos y la polla e hizo un nudo. Y lo apretó. -AAaaaaaammmm –grité, pero con la mano me tapó la boca -Calla marica, o despertarás a todo el albergue -¿Pero qué haces? Estás loco –le dije cuando me quitó la mano– ¡quítame eso joe que duele mucho! -Te aguantas, eres un perro baboso y no quiero que manches todo Me agarró de un lado de la cintura con las dos manos y me volteó dejándome boca abajo. ...