1. Desvirgué al malandrito heterosexual – parte 2


    Fecha: 30/03/2019, Categorías: Gays Autor: alej97, Fuente: SexoSinTabues

    ... te voy a dar la cola y te arrechas? • No vale si tú me das la cola te juro que no me arrecho jajaja me harías feliz y no te arrepentirías. • Qué es jajaja tú sí eres marico chamo. • Bastante. • A qué hora sales? Salte de esa clase y vámonos de una vez gafo. • Vale, espérame abajo que te llego a allá en unos 15 minutos. • Ta hablao. No sabía por qué pero me estaban entrando ganas de cogerme a Raúl. Y cuando se me mete algo en la cabeza no se me sale hasta que lo haga realidad. Lo vi, me saludó de abrazo y todo y me sentí mejor porque ya no estaríamos peleados más tiempo. En su carro hablábamos de cualquier cosa y era como si fuésemos los amigos de hace un mes y como si la conversación de hace unas horas no hubiera existido nunca. Intenté quitarme de la cabeza el cogerme a Raúl porque yo notaba que solo era pana y que estaba bien claro de lo que él quería en la vida. O eso pensé yo… — Luis te echó tu buena cogida, rata jajaja —dijo él. — Él no fue el que me cogió —dije riendo — ¿Entonces fuist…? —mi carcajada no dejó que terminara la pregunta. — Ay chamo jajaja. —dijo — Al que me pida yo le doy jajaja. — Nagueboná, ¿guebito de oro te dicen ahora? —preguntó riendo. — De oro no lo tengo pero sí bastante complaciente. — Pero más grande que el mío no lo creo —me dijo riéndose. — Tengo que ver primero. — ¿Quieres? —preguntó viéndome a los ojos. Ya su mirada había cambiado. — Solo si tú quieres —respondí sin dejar de verlo fijamente y en voz baja (como si alguien más estuviera en ...
    ... el carro) Se limitó a verme como si quiera leerme los pensamientos y se sonrió, su sonrisa la traduje a un “tú no tienes limites jajaja” Lo que hizo después me sorprendió: se metió por unas calles que yo no conocía y llegamos hasta una orilla donde habían puros árboles. Yo no decía ni una palabra mientras se bajaba del carro, luego llegó hasta mi puerta la abrió y me dijo que me bajara, yo quedé de pie en la puerta. — Sácate esa vaina pa ve qué es lo qué. Yo sin aguantar dos pedidas, me desabotoné el pantalón, y me lo bajé por completo y dejé a la vista el guebo para que hiciera con él lo que quisiera. Abrió un poco los ojos al ver que sí lo tenía grande, luego con su mano izquierda lo toco como para sentir su peso, lo veía de un lado a otro y luego me veía a mí. Ya su mirada era otra, no sé cómo explicarlo pero ya no me veía ni como pana, amigo, o compañero sino como hombre lujurioso con ganas de saciarse, y yo a él. Sin yo decirle algo, se arrodilló y acercó sus labios a mi glande y sentí su aliento en él. Suspiré. Como buen morboso, ya se me había parado el guebo, y sentí su saliva de un lado del guebo y del otro justo cuando comenzó a pasarme la lengua. La brisa del lugar hacía que sintiera algo de frío cuando dejaba de lengüeteármelo. Luego, sin pedir aprobación, puso sus labios en mi glande y abrió la boca sin miramientos y me lo metió hasta donde le cabía. Sus labios eran suaves, casi que yo solo sentía una leve sensación en todo el guebo. Pero se sentía rico. Algo me ...
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