Feminizado
Fecha: 19/08/2017,
Categorías:
Transexuales
Autor: Anónimo, Fuente: RelatosEróticos
1)
Mi nombre es Gabriel pero me dicen Gabi. Cuando tenía 18 años me puse de novio con una chica de catorce llamada Silvina que era hermosísima. Era rubia con el pelo largo enrulado, la piel ligeramente bronceada y una figura espléndida. Pero como todavía era casi una nena, si bien era muy desinhibida, tenía un look un tanto naif y yo me avoqué a convertirla en una mujer provocativa. Lo primero que hice fue decirle hasta el cansancio que me excitaban mucho las chicas vestidas con minifalda, hasta que, un día vino a buscarme con una pollerita de jean cortita que le calzaba perfecta, dejando a la luz sus morenas y bien torneadas piernas.
Había empezado mi obra, gocé mucho esa noche viendo como la miraban los otros chicos y se estimulaban con ello, yo le acariciaba las piernas, resbalaba mis manos sobre su suavidad y me gustaba imaginarme que eran mis propias piernas. De a poco le fui comprando ropa mas y más provocativa, polleras cada vez mas cortas, blusas escotadas, le regalé sus primeros tacos altos, la incentivé para que se maquillara recargadamente, y cada vez que le obsequiaba una prenda nueva, le decía que era como si me lo regalara a mi mismo. A decir verdad era algo cierto, porque yo me proyectaba en ella como si fuera yo mismo esa diosa que todos ansiaban poseer. Cuando salía a la calle con ella, disfrutaba mucho viendo como los hombres le miraban desesperados su cuerpo espectacular y su estilo tan provocativo.
Un día estábamos sentados en una fiesta, ella ...
... de piernas cruzadas en pose bien sexi y al lado suyo se sentó su amigo Martin, nunca me voy a olvidar como me calenté viendo al pícaro, frotando su pierna con las de ella, y buscando tocárselas en cuanto podía, y tampoco me voy a olvidar la cara de placer disimulado de ella, provocado por ese roce que parecía poderla hacer acabar. Durante mucho tiempo me masturbé recordando esa escena. Poco a poco ella se fue dando cuenta de que algo extraño sucedía, yo había sustituido la penetración de mi polla, por objetos que simulaban consoladores, empecé a pedirle que se colocara sobre mí para frotar su vulva contra mi cola, le hacía succionar mis dedos y fantaseaba con que ella estaba felando a otro hombre. Una noche, ella me propuso un "juego", se desvestiría y yo debería vestirme con su ropa para tener sexo como dos chicas.
La idea me encantó y así, me puse su panty, su corpiño, sus medias de nylon color piel, su pollerita rosa muy cortita, un sweater de lana blanco, y sus zapatos de taco alto blancos, me maquilló con un rouge bien colorado, me delineo y pintó las pestañas. Cuando consideró que estaba "lista", me hizo sentarme en una silla, sacó de su cartera una revista de fisicoculturistas en la cual había hombres hermosos con unos cuerpos perfectos, la puso en mis manos y me obligó a hojearla, mientras ella se colocó detrás mio y me frotaba la minifalda en la zona de la entrepierna. Vestido de esa manera, con sus estimulantes masajes y viendo las fotos de esos hombres con sus ...