1. Negación - Capítulo 1


    Fecha: 02/04/2019, Categorías: Sexo con Maduras Autor: Gonza-Neg, Fuente: CuentoRelatos

    Me puso sobre las rodillas, con el pecho pegado a la cama. Estaba desnudo.
    
    Miré la habitación. Tratando de alejarme de lo que fuera que él estaba observando en mí. Las cortinas eran de color azul, la tela estaba quebradiza, cubrían por completo las ventanas. Luz se filtraba desde el exterior. Eran las dos de la mañana. Las ventanas eran pequeñas.
    
    Toco una de mis nalgas, con suavidad, era una caricia. Una disculpa anticipada a lo que se aproximaba. Inhalé aire profundamente, y contuve la respiración. Mi mirada fija ahora en el velador.
    
    El cajón estaba abierto. Dentro se encontraba una caja llena de cuadrados plateados. Los preservativos eran unas de mis exigencias. No importaba cuánto o qué estaban dispuestos a darme, era inflexible respecto a su utilización. A él le fastidiaban, lo sabía. La lámpara sobre el buró era la única fuente de luz, daba al cuarto un halo de misterio. En la penumbra, todo lo que allí sucedía era menos real. Me reí de mí mismo. Llevaba cuánto, dos años en el oficio, y aún me sentía como un principiante.
    
    Oí como caían sus pantalones. El sonoro crepitar de la hebilla del cinturón al tocar el piso. Tragué saliva ruidosamente, con anticipación. Se acercó.
    
    El dolor vino abrupto, estrepitosamente. El sonido de la nalgada llenó la habitación. Y con la rapidez que vino, se desvaneció. No me quejé, no me moví. Solo esperé. Otra nalgada. Otra vez el sonido. Otra vez aguanté. Otra vez espere.
    
    Comencé a contar. Trescientos veintiocho segundos. ...
    ... Cuarenta golpes. Jadeaba.
    
    - ¿Te gusta? – Su voz me llegó ronca, excitada. Apretó mis glúteos, sus pulgares circundaban mi ano. Hizo presión, fuerte.
    
    No dije nada, no porque no tuviera nada que decir, simplemente no podía. Mi voz no entró conmigo a esta habitación. Se quedó afuera esperando, junto a mi dignidad supongo. Y además, dolía. Su apretón enviaba una corriente por mi columna que estaba comenzando a impedir que pensara con claridad. Solo sentía sus manos, que tomaban mi trasero en forma posesiva, abriendo y cerrando las nalgas. Y sus dedos en mi ano, haciendo presión.
    
    - ¿Te gusta? – Volvió a repetir. Esta vez había autoridad en su voz. Miré la puerta, quería que esto terminara pronto.
    
    Eran poca las veces que me traía a un Hotel. Generalmente, lo hacíamos en alguna parte alejada de la ciudad. Una ruta poco transitada, en la carretera, en el linde de un bosque. Su auto era nuestro cuarto. Hoy era diferente, hoy estaba enojado. La sospecha fue la forma en la que me habló cuando llamó para concertar la cita. La confirmación vino cuando estacionó el auto en la fachada del hotel. La consecuencia, bueno, la consecuencia la estaba viviendo ahora. La razón siempre era un misterio.
    
    Me soltó, dejando ardor en mis glúteos cuando lo hizo. Se estiró hacia el velador. Tomó uno de los envoltorios de condones. Cerré los ojos. Apreté las mandíbulas, de la forma en la que a un dentista le daría un ataque cardiaco.
    
    Agradecía que la luz estuviera frente a mí y no detrás, ...
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