Pasión por el chocolate II
Fecha: 06/04/2019,
Categorías:
Fetichismo
Autor: latosita, Fuente: SexoSinTabues
Uno o dos sábados por mes seguía visitando a mi novio en su casa y las sesiones de videojuegos eran cada vez más frecuentes, pero ya no me molestaba porque aprovechaba el tiempo para mis juegos con Marcos. Por aquel entonces, mis hormonas me hacían disfrutar cada roce con los chicos, ya fuera porque me daban arrimones en el transporte, en filas del mercado o jugando básquet y siempre terminaba ardiendo de deseo; solo había dos formas de liberarme: Una era masturbándome en la soledad de mi cuarto y, la otra mucho más deliciosa, permitiendo que mi novio o su mejor amigo me ayudaran con esta dulce tarea; por supuesto, mi novio podía hacerlo cuando quisiera, pero Marcos solo en las tardes de videojuegos y chocolate de por medio. Esa semana había estado más cachonda de lo normal y hasta había acordado con Fernando, mi novio, que le haría sexo oral el sábado, en su casa, por lo que debía hacer lo necesario para quedarnos solos, de hecho, vimos algunos videos porno para darnos una idea de lo que íbamos a hacer. Llegó el sábado y traté de no pensar mucho en el tema, lavé mi ropa, luego mi hermano me invito a jugar básquet un rato y acepté, pensando que eso me ayudaría a relajarme un poco, pero fue todo lo contrario, porque cuando yo tenía el balón, él colocaba su pene entre mis nalgas, alborotando mis hormonas y, por supuesto, a pesar de decirle en tono de broma que era un “cochino pervertido” cuando evidenciaba una erección, en ese tiempo confiaba en la sana castidad del enano, ...
... pensando que yo era la cochina pervertida que se calentaba con los roces inocentes del bebé de la casa. Después de comer seguía muy caliente, pero no quise masturbarme para conservar todo el morbo y deseo acumulados en la semana y disfrutarlos finalmente al estar con mi novio; me duché y elegí la ropa más provocativa que tenía: conjunto de ropa interior de licra satinada en color rosa claro; blusa blanca que me permitía desabrochar un par de botones para lograr un gran escote y la minifalda más corta que tenía, en color negro, con una pequeña abertura y moño en la parte de atrás. Para mi mala (¿o buena?) fortuna, cuando llegué a casa de mi novio, ya habían comenzado a jugar; como siempre, me senté entre los dos jugadores en turno, por un lado Jorge y, por el otro, Marcos; en otro sillón de la sala, estaban los otros 3 esperando su momento de jugar y yo abría las piernas para que pudieran ver mis bragas bajo la falda, pero ni mi novio ni los otros dos prestaban atención al espectáculo, hasta puedo asegurar que ni cuenta se daban que Marcos aprovechaba cualquier oportunidad para acariciarme las piernas. No habían pasado 10 minutos cuando el mejor amigo de mi novio perdió la partida y fuimos a la cocina a buscar el chocolate y, en el momento que íbamos a empezar con lo nuestro, llegaron más invitados, porque habían organizado un torneo que duraría todo el fin de semana; me molesté, fui a despedirme de Fernando y le dije que Marcos me acompañaría de regreso a casa, solo asintió y ...