Fantasías
Fecha: 12/04/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Yolinda, Fuente: SexoSinTabues
... refunfuñando. He tenido que dejar las bolsas en el descansillo de la escalera para poder buscar la llave dentro del bolso y abrir la puerta. Al fin dentro, tomo de nuevo las bolsas, cierro la puerta y entro en la cocina. "Seguro que se habrá quedado dormido", pienso, pues conozco sus rituales. Cuando llega a casa después del trabajo, siempre se da una ducha rápida y se tumba en la cama. Avanzo decidida por el pasillo porque tengo ganas de mostrarle el conjunto de lencería que he comprado y que llevo bajo la ropa. El taconeo de mis zapatos es lo único que rompe el silencio. Llego junto a la puerta del dormitorio y la encuentro entornada, pero la empujo un poco más y me asomo al interior. Él está sobre la cama, como yo pensaba, pero lo que no me esperaba es descubrirlo con la polla apuntando hacia el techo, en plena erección. Sin delatar aún mi presencia, recorro su cuerpo con mi mirada. El albornoz está abierto y desde mi posición tengo una magnífica vista de su cuerpo atlético. Permanece inmóvil, con los ojos cerrados, solo puedo apreciar el leve movimiento de su pecho al respirar. "¿Estará soñando conmigo?", me pregunto, al mismo tiempo que empiezo a sentir más calor bajo la piel. Abro del todo la puerta y entro en la habitación. Me acerco a la cama y recojo unas prendas que hay en el suelo. Siempre deja tirada la ropa cuando se va a duchar. Sin embargo, su cuerpo desnudo vuelve a llamar la atención de mi mirada. Me acerco más a la cama y deslizo una mano sobre su pecho. ...
... Me encanta sentir la suavidad de su vello. Juguetona, le pellizco una tetilla y no se inmuta. Realmente está durmiendo. Mi mano desciende por el pecho y alcanza el ombligo. Con un dedo dibujo un círculo a su alrededor y luego sigo bajando, hasta alcanzar el vello ensortijado del pubis. Mis dedos lo acarician mientras mis ojos, una vez más, no pueden evitar quedarse prendidos del mástil que apunta hacia el techo. Me incorporo mordiéndome los labios por la expectación, pues se me ha ocurrido una idea que no puedo desaprovechar. Cojo dos de sus corbatas y las utilizo para atar sus brazos al cabecero de la cama. Sonrío, como una niña que ha hecho una travesura. Me siento sofocada y empiezo a desabotonar mi blusa. Después, deslizo la cremallera de la falda y esta cae al suelo. Contemplo en el espejo del armario el conjunto de ropa interior de encaje negro que he comprado y que ya me he dejado puesto. Unas medias negras hasta medio muslo y un liguero rematan el conjunto. ¡Me siento tan divina como una mujer fatal! Acaricio una de sus piernas mientras me acerco a los pies de la cama. Entonces sí, apoyo mis manos sobre sus fuertes muslos y recorro la piel hasta rozar los testículos y la base de la polla. Acerco mis labios al mástil, desde la base, y lo recorro con la punta de la lengua, trazando un sendero con mi saliva mientras asciendo. Al mismo tiempo, mi mano busca, acaricia y reclama los huevos, apretándolos ligeramente. Bajo mi lengua, siento que el mástil tiembla. Crece y se ...