Fantasías
Fecha: 12/04/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Yolinda, Fuente: SexoSinTabues
... endurece todavía más. Mis labios, ya en la cumbre, rodean el capullo y saborean las gotas de almíbar. Él, aunque duerme, mueve las caderas y suelta un suspiro. Me quito el sujetador. Me acaricio los pezones, que ya están excitados y duros. A él le gustan así. Acerco los pechos al mástil y lo acomodo entre ellos. De este modo empiezo a moverme, arriba y abajo, con la polla atrapada entre la cárcel de mis pechos. Él empieza a gemir, ya de forma continua, y se debate en sueños, intentando liberarse de sus ataduras. Pero no puede hacer nada para escapar de mi tortura. Me detengo. Quiero saborearlo de nuevo. Vuelvo a rodear el capullo con mis labios, lamiendo y chupando, y luego, abro más la boca para dar paso a la polla hasta el fondo de mi garganta. Al mismo tiempo, vuelvo a apretar los huevos y con un dedo desciendo y busco el ano. Jugueteo con la entrada. Es entonces cuando decido dejar la polla y centrarme en esa parte. Me arrodillo entre sus piernas y comienzo a chupar los huevos, mojando todo el vello con mi saliva. Los lamo, los mordisqueo y, después, me los meto en la boca. A ...
... continuación, sigo descendiendo y lleno de saliva la entrada del ano. Con la lengua empiezo a presionar, abriéndolo muy suavemente. Hasta que ya está preparado para recibir mi dedo. Lo meto muy lentamente, mojándolo más en saliva durante el proceso, y oigo que se le escapa un gemido que hace que se mojen más mis bragas. Al fin, él abre los ojos y, esta vez ya despierto, lucha por liberarse, pero mis caricias le arrancan nuevos gemidos, hasta que con voz entrecortada me dice: "Ya no puedo más, voy a correrme". Entonces me incorporo un poco para volver a meterme la polla en la boca y siento que se derrama en mi interior. Él está sudoroso, aún con los brazos atados. Me siento en la cama, a su lado, me apoyo sobre el cálido colchón de su pecho e inclino la cabeza para besarle en los labios. De este modo los dos saboreamos el néctar que ha depositado en mi boca. —¿Me desatarás? —me pregunta luego—. Ahora me toca a mí tocarte. ¡¡¡Te vas a enterar!!! Yo me incorporo, recojo la ropa que está en el suelo y le dedico una sonrisa de niña traviesa. Estoy pensando en dejarlo atado un buen rato más. . ¿Continuará?.