1. Prohibido culear a las alumnas


    Fecha: 20/04/2019, Categorías: Hetero Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues

    ... y deseo. También con Jessica, pero parecía que el destino no quería que yo hiciera el amor con ella. Mi obsesión con ella se estaba volviendo infecciosa. Aquella noche, no hubo sexo porque esta borracha y sus amigas fueron cofrades extraordinarias. A los pocos días, se fue de viaje. Cuando regresó, pactamos un encuentro para quemar las ganas pero a ella se le murió el abuelito y no pudo cumplir. En las semanas siguientes, nos veíamos por ahí y nos besábamos con ansias, yo parecía un culicagado más del Monstari. Me encantaba meter las manos en su blusa y masajearle esos tetones – ella tenía las mejores tetas de mis tres jóvenes amantes – y, como el tiempo y la ubicación lo prohibía, cosa que solo lo hacía más rico; sacarle un pezón con tan poco espacio que quedara maltrecho por el encaje de su brasiér, y chupárselo ahí. Hacerle círculos con la lengua en la areola y dar mordiditas muy tenues al pezón. Sé que se le formaba una versión vaginal de las cataratas del Niágara porque la voz se le lubricaba como aquella noche “venga mamita, no diga nada; no diga nada…”. Un día, inclusive, me atreví a sugerirle a Jessica que intentara cantar, puesto que el sexo que era capaz de transmitir con su voz era brutal. Cuando más lejos llegamos, habíamos perdido el control en los baños, a una hora de clases. Ella estaba meciéndose para adelante y para atrás, hilando esos excitantes gemiditos y pidiéndome que la penetrara. Yo, que tenía la mano bajo su falda y entre sus pantis, le estaba ...
    ... amasando su panochita, que estaba en su punto: si hubiera querido pellizcarle una vulva, no habría podido. No había posibilidad de fricción alguna. Cuando empezó a quitarme el cinturón, oímos las risas de un grupo de niñas pequeñas que se acercaban y tuve que saltar y esfumarme. ¿Qué tenía qué hacer en la vida para estar con Jess? El resto de la tarde la tuve que pasar como cualquier colegial calenturiento que toquetea a sus compañeras, mendigando placer. Veía a Jessica, su falda de largo reglamentario y sus mejillas que me recordaban sus vulvas, y me mordía por dentro. Sus piernas de leche bajo la falda escocesa y el pelo negro suelto que marcaba retrasado el ritmo que imprimía su trasero al andar, me revolvía el vientre. Empezaba a sentir maripositas. - ¿qué crees que te vamos a regalar de día del profesor? – me preguntó Geraldine, colgada de mi nuca. - una corbata – levanté una ceja. - jum, ¿tan aburridas nos crees? - no, claro que no – le di otro beso - entonces, ¿qué crees? Pensé unos segundos pero no se me ocurrió nada. Por la mirada de Geral, sabía que era algo pícaro. ¿Unas fotos porno de ellas? No… eso era demasiado infantil. Eso hacían las de sexto grado para los chicos de undécimo. ¿Una invitación a alguna parte para tener sexo sin sentido por horas y horas? Eso estaría mejor… - no tengo ni idea – reí. - entonces te vas a asombrar – me besó y soltó. Salió del laboratorio, andando con esa sensualidad ansiógena. Asomó la cabeza tras la puerta y se aseguró que yo la ...
«12...111213...16»