Prohibido culear a las alumnas
Fecha: 20/04/2019,
Categorías:
Hetero
Autor: Stregoika, Fuente: SexoSinTabues
... los ojos tan tensos como su mandíbula, y culeaba concentrada. Tenía las tetas super-erectas. Yo apachurraba los ojos, esforzándome mucho para resistir y no venirme, por varias razones. Quería ser un buen polvo para majo, que llegara al orgasmo… pero también, había en la habitación otros dos coñitos y otros dos culitos, uno de ellos deliciosamente orinado, a los qué darles taladro. Majo cabalgó por varios minutos más, totalmente adentrada en sí, simplemente dándose verga, culiando de manera egoísta. Cada perreada parecía lograr más placer, sin embargo, el orgasmo parecía que jamás llegaría. María José era una de esas chicas que exploraba y explotaba su sexualidad sin límites. Sabía cómo gozar, la condenada. Inclusive me hizo cuestionar si era cierto eso que decían, que las mujeres pueden sentir mucho más que uno. Qué envidia, y sí; qué envidia verla así, en ese estado superior, montándome. No aguanté. Me empecé a derramar. El calor, el ajuste y el movimiento superaban todo voltaje conocido para mí. Ni me esforcé en contenerlo o disimularlo. Se me salieron varios fuertes gemidos desde el centro del estómago, y empecé a pulsear en estado de trance. Sí que sabía sacar semen la muchacha. A los pocos segundos, fue ella quien rompió su ascenso. No lo hubiera parecido, pero el orgasmo le llegó primero que un infarto. Se dejó caer sobre mí, perreando todavía. El cabello le estaba guardando montones de calor y cuando lo dejó caer en mi cara, me lo pasó todo a mí. Pegó una de sus ...
... mejillas a una de las mías y empezó a gritar. Nos vinimos al tiempo. La concha apretaba una y otra vez mi verga con impresionante fuerza, y cada apretón daba una succión como si quisiera devorárselo. A cada pulsación, yo respondía con un chorro de semen en medio del orgasmo más delirante que recuerdo. Pulsación vaginal de ella, eyaculación mía, gemido de ambos. Pulsación, semen, gemidos. Pulsación semen, gemidos. Ya usé el término “sexo perfecto” ¿cierto? EL aroma de ella ahí encima de mí, su cabello, su sudor y su aliento acalorados, hicieron química en mi cerebro. El lacito que se había creado cuando entré en la casa, empezaba a fortalecerse. Así funciona. Llámenlo “amor” si desean. Pulsación, semen, gemidos… cada vez menos, con mayor intervalo de tiempo entre cada vuelta… se pierde intensidad. Cada vez más suave, más lento, más suave, más lento… puse mis palmas sobre la espalda de María José. Se me empaparon en su sudor. Parecía que salía de una piscina. Ella empezó a besarme el cuello. Nos esforzábamos por controlar la respiración. Ella se movió un poco y una brizna de aire se entrometió en nuestro coito. Enfrió en un santiamén nuestros fluidos y me di cuenta que tenía los testículos EMPAPADOS. Sería una pequeña parte de sudor de ambos, y el resto, venida de ella. Nunca lo había vivido. - mamassita – susurré y seguí acariciándole toda la espalda. Lo último que diré sobre esta culiada apoteósica, es que me encantó sentir sus tetas aplastándose contra mi pecho, y sentir el ...