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Una puta travesti en el extranjero
Fecha: 20/04/2019, Categorías: Gays Autor: ClaudiaZorra, Fuente: CuentoRelatos
Luego de mi experiencia con gloryholes en los sex-shops de Ámsterdam (y sí, regresé al menos un par de veces), no podía evitar estar en celo constante, simplemente quería más; sin embargo las cosas no eran tan fáciles como en Cartagena – simplemente no podía salir a la calle a solicitar sexo; tenía que ser más sutil. Tenía dos semanas más en la ciudad y me alojaba en un hotelito de media caña, en un barrio lejos del centro. Así que lo único que se me ocurrió fue la de poner un par de avisos clasificados, en Locanto, ofreciéndome como “escort”; me habían dicho que los hoteles no se hacían tanto problema por el asunto, que estaban acostumbrados a eso así que listo, a ofrecer “room service” El resultado fue inmediato: un par de avisos con algunas fotos bien sexis y ya, el mismo día me llegaron entre ocho a diez respuestas. “Esto va a ser muy fácil” pensé. Además podía coger y ser pagada en euros… humm… podía imaginar toda la ropa nueva que me compraría con ello. Solo tenía que organizarme bien en cuanto al tiempo. La primera noche decidí aceptar solo dos tipos – claro a diferente hora, aunque no me habría molestado coger con todos ellos juntos! Como estaba en mi cuarto del hotel podía vestirme con lencería así que opté por un babydoll bien sexy, de color negro, con portaligas, medias tipo red, tacos de 15 cm y claro, sin pantis ni nada. Compré un par de vinos para ofrecer y relajarme. Esa tarde, mientras me maquillaba me metí un “buttplug” del ancho de una lata de Coca-Cola ...
... para dilatar mi culito un poco. Mi primer cliente (oh, cómo me gusta esa frase!), llegó como a las 7 pm; era un chico de unos 28, bien parecido, muy cortes. Intercambiamos nombres, luego un par de tragos y directo a los negocios (tenía otros clientes por venir así que no había tiempo para mucho chat). Luego de unas ligeras caricias se sentó en uno de los sillones a la mano con la verga bien parada y dura; me puse de rodillas entre sus piernas y empecé a mamársela como una buena puta. Como siempre, mamar me pone súper cachonda así que a medida que saboreaba su mazo yo me excitaba más y más; y así pasó… cada vez su verga iba más adentro y más adentro en mi boca hasta que desapareció por completo en lo profundo de mi garganta. ¡Qué delicia! Le hice varias gargantas profundas hasta dejarle la verga completamente bañada en saliva. Al cabo de un rato no pude soportarlo más: me puse de pie, de espaldas hacia él, abrí las piernas y me senté sobre su mazo duro de un tiro. ¡Uff! La cosa esa entró hasta al fondo en la primera… ¡OMFG, qué rico! Una vez dentro solo atiné a saltar de arriba abajo, metiéndome ese pedazo de carne como si fuese una lanza. Podía sentir esa cabezota gruesa frotando las paredes de mi recto… oh, mi amor, era delicioso. Cambiamos de posición varias veces hasta que finalmente, teniéndome en cuatro sobre el suelo llenó mi culo de semen holandés. Luego de casi una hora de sexo salí ganando 70 euros por ello; nada mal para empezar ¿no crees? Mi segundo cliente ...