1. Tren nocturno


    Fecha: 26/04/2019, Categorías: Dominación / BDSM Autor: HenryMiller, Fuente: CuentoRelatos

    ... en forma otra vez. Seguro de mí mismo.
    
    —¿Te lanzaste al sexo desenfrenado como casi todos los divorciados?
    
    —No. Digamos que prefiero la calidad a la cantidad. Además, mi cabeza no me pedía sexo.
    
    —¿Y ahora ya te lo pide?
    
    —Hace algunos meses que sí.
    
    Piden otro café.
    
    —No tengo ganas de dormir —dice ella.
    
    —¿No te parece increíble que dos desconocidos como tú y yo mantengamos esta charla?
    
    —No es frecuente, no.
    
    —Me gusta la naturalidad que mantenemos. ¿Te puedo pedir un favor?
    
    —Dime.
    
    —¿Me lees algún párrafo de la novela que traes entre manos que te haya excitado?
    
    Ella toma el libro, lo hojea y lo abre por una página. Dos hombres y una joven mantienen relaciones sexuales sin la menor vergüenza, con el sólo fin de disfrutar del instante.
    
    —Un buen fragmento —dice él.
    
    —¿Te ha excitado?
    
    —Con tu voz, sí, mucho.
    
    —Me halagas.
    
    —Es la verdad.
    
    —Te sueles masturbar con literatura erótica de calidad?
    
    —A veces. Casi siempre leyendo con mi marido. ¿Y tú?
    
    —También. La prefiero al cine porno. Las palabras me sugieren más cosas, me excitan más…
    
    —Estoy de acuerdo… ¿Te pregunto algo?
    
    —Claro.
    
    —¿Has tenido una erección mientras leía?
    
    —Sí. Aún la tengo.
    
    —Interesante…
    
    Ella se quita un zapato y posa su pie en la entrepierna de él. Lo aprieta y él se deja hacer.
    
    —Me gusta tu erección.
    
    —Gracias, El mérito es tuyo.
    
    Él se quita también un zapato y con el pie se abre camino entre las piernas de ella, Las abre para ...
    ... facilitar la tarea. Lleva falda, y enseguida aprieta su pie en su sexo, sobre las bragas. Ella le acompaña con movimientos de pelvis.
    
    —¿Excitada?
    
    —Mucho —y se sienta en el borde de la silla– Mira mis pezones, no llevo sujetador.
    
    —Erguidos, para dedicarles un buen rato de caricias y besos.
    
    —¿Vamos a tu coche cama?
    
    —Pensé que no lo dirías nunca.
    
    Pagan la cuenta y se ponen de pie. Él la observa, más alta de lo que imaginaba, con medias color carne y zapatos con un tacón fino, no demasiado alto. Ella también observa su altura, sus hombros anchos, su culo bien marcado. Ella pasa delante de él hacia el pasillo de los compartimientos. Él la sigue de cerca, la mano en su cintura. Ella se detiene, se da la vuelta y rodea su cuello con sus brazos. Se besan rozando las lenguas en los labios, luego metiéndolas en la boca del otro. Él la apoya en una ventanilla y se estrecha contra su cuerpo. Sin dejar de besarse, empiezan a jugar con las manos. Ella empuja él culo de él contra sí, sintiendo su polla dura. Él mete las manos bajo la falda, magreando sus nalgas, abriendo y cerrándolas.
    
    —Estoy muy caliente —dice ella— y le muerde una oreja.
    
    —Y yo —dice él, y mete una mano bajo sus braguitas, alcanzando su coño, con poco vello, muy húmedo.
    
    —¿Te gusta el morbo? —dice ella.
    
    —Mucho.
    
    Se arrodilla con la falda subida hasta la cintura y desabrocha su cinturón, el botón y baja su cremallera. Juega con los dientes sobre el bóxer. Él alborota su peinado. Le saca la polla que ...