1. Alicia 09/25


    Fecha: 28/04/2019, Categorías: Hetero Autor: evloguer, Fuente: SexoSinTabues

    Como relataba anteriormente, ahora había dos mujercitas en la cama de mi nena, y la que venía de visita parecía disparar acontecimientos extraños. Realmente no había tales acontecimientos, eran solamente percepciones o conclusiones en mi afiebrada cabeza. Si veía a Mary con ojos cargados de lujuria era por que me habían contado cosas de ella, y el resto lo había edificado por mi cuenta. O lo estaba edificando al momento de dormirme con esos pensamientos. Tal vez proyectaba el cuerpito de mi reina en esas carnes de mayor edad, así sería la transformación de mi nena en una. digamos nena más grande. Todo esto me fue sumergiendo en el sueño mientras trataba de dormir dando muchas vueltas. Creo que estaba inquieto ya que no caía en el oscuro pozo tan rápidamente como otras noches, había varias manitas que me tiraban de vuelta hacia la realidad, o tal vez era todo parte de la ensoñación. Me desperté con los movimientos de mi mujer que buscando sus chinelas seguía sentada al borde del lecho, con los párpados dejando entrar apenas un rayito de luz observaba a aquella mujer, muy joven ciertamente, pero una mujer adulta. Era la imagen real que proyectaría mi angelito en algún momento y no lograba imaginar un cuerpo tan grandote sobre las piernas de un hombre que bebía las palabras emanadas de una boquita imposible. Se despidió cariñosamente como acostumbraba y antes de que azotase la puerta principal la podía oír hablar, aconsejaba a su hija y compañía que se portasen bien, que no ...
    ... ensucien, que no hagan mucho bullicio para permitirme trabajar en paz. Parece que las nenas se habían levantado temprano, estaban ya en la cocina y preparando algo para sus pancitas. El clásico sonido de la puerta grande me hizo levantar como un resorte y peinándome a manotazos me dirigí adonde estaría mi ninfa. Ambas sentaditas y conservando sus ropitas de dormir me saludaron muy afablemente, parecía que ahora tenía dos hijas en la casa. No me dejaron tocar nada y se desvivían para traerme el café, mi angelito me aseguraba al asiento con un abrazo por detrás, estaba trepada al refuerzo que traen las sillas y sus manitas pasaban por mi cuello, hacían recorridos rápidos por todo mi pelo y volvían a unirse sobre mi pecho, jugando con los botones de mi camisa y desprendiendo el superior para enredar sus deditos en la pelambrera. No podía decir que me disgustase la situación, pero me alarmaba un poco que la otra podría sacar conclusiones falsas. Realmente sus conclusiones serían verdaderas pero no la imagen que deseaba proyectar, yo era el padre seriote y responsable; no quien chupaba todos los juguitos de su hijita. Yo observaba a la otra ir y volver de la mesada, parecía que ya necesitaba algo para sostener o tal vez ocultar aquellos pechitos en ciernes, tal vez para ir al colegio se ponía algo. Esas tetitas parecían hacer presión desde el interior de la fina tela, tenían pezoncitos que cambiaban de tamaño según las palabras que decíamos, o según los pensamientos le inducían esas ...
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