El Clan del placer cap 2
Fecha: 29/04/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues
... accesos que permitían a travesar nuestras murallas defensivas. Frente a nosotras sólo quedó el amplio bosque. Alva, la única fémina master de las cuatro, tomó a su hija de la mano y emprendieron el camino, dejándonos atrás por varios metros. Ambas provenían de una familia que tenía ciertas riñas inofensivas con la nuestra, y no nos querían cerca. Algunas horas más adelante, una tormenta nos alcanzó, y las cuatro corrimos a refugiarnos en una de las cuevas del Bosque de los Sueños, bautizado así por la gran cantidad de hongos alucinógenos que crecían en él. Jeneh y Alva encendieron una fogata, mientras que Kala y yo cortamos algunas frutas que recolectamos para hacer una especie de ensalada. —Quítense la ropa, o se van a enfermar. Están empapadas —advirtió la fémina master, y todas accedimos a desnudarnos inmediatamente. Los tres tatuajes de Alva eran muy bellos, y tenía un lindo arete en el coño, justo por encima del clítoris. Su hija tenía los pezones perforados. Estaban a la moda. Yo y mis hermanas queríamos hacernos lo mismo, pero mamá no nos lo permitía. —Continuaremos cuando pase la tormenta —comenté, examinando el cielo con atención—. Está tan nublado… —Quizá no pare hasta el anochecer, y es peligroso salir. Mejor relajémonos. Yo cuidaré de ustedes, niñas. —No somos niñas, mamá —protestó Kala. Alva le sonrió. —Sólo Katrina ha pasado por la iniciación, así que hasta que no lo hagan ustedes, no vengan a decir esas cosas. Qué orgullo ser considerada una mujer al fin. Sólo ...
... me faltaba tener tres esposos, y dar a luz a tres crías para ascender al rango máximo. Las cuatro nos recostamos aburridas, mirando al exterior que llovía y calentándonos por el fuego. Jeneh se acurrucó conmigo, abrazándome amorosamente. Alva y Kala hicieron lo mismo, y tras un rato, madre e hija comenzaron a besarse. La mano de la fémina master bajó hasta el coño de su pequeña, y jugó con su clítoris para proporcionarle placer. Era una escena maravillosa y llena de ternura, y yo hice lo mismo con Jeneh, sobándole la estrecha abertura para relajarla. Entre las mujeres del clan, las que ya habían pasado por el proceso de iniciación, tenían casi la obligación de proteger a las que todavía no llegaban a ese momento, y brindarles placer estaba entre esos deberes. Fueran hermanas, tías, abuelas o madres, las mujeres de cada familia acostumbraban practicar el lesbianismo con total naturalidad. Jeneh sonrió al sentir mis dedos sobre su rico botoncito del placer. Aunque me gustaba brindarle delicias a mi chaparra hermana, la verdad es que no era nada nuevo para mí, y estaba más que acostumbrada a eso. Dejé que ella gozara mientras yo observaba con asombro el bosque de allá afuera, preguntándome si de verdad quería pasar el resto de mi vida entre las murallas de la aldea o aventurarme como lo habían hecho las valientes hembras, que decidieron acompañar a los soldados hacia la batalla. —Más fuerte… —pidió Jeneh, y brindándole un beso en la frente, agité mis manos. Sus jugos virginales ...