El Clan del placer cap 2
Fecha: 29/04/2019,
Categorías:
Incesto
Autor: Crystal69, Fuente: SexoSinTabues
... manchaban mis dedos, funcionando como lubricante. Frente a nosotras, Kala chupaba las tetas frondosas de su madre y también le estimulaba el coño, introduciendo varios dedos en aquella dilatada abertura. Su hija la besaba, mamándole la lengua y dejando que hilos de saliva dulce escurrieran de una boca a otra. Aquella práctica no me gustaba mucho, pero mamá y Emelia intercambiaban saliva porque teníamos la costumbre de que los fluidos de nuestros padres nos brindaban su bendición. Claro, fluidos que no fueran de desecho, o de lo contrario, sería aberrante. Sólo las tribus Sin Nombre llevaban a cabo esa clase de cosas, y entre nuestra gente, bendecida por la diosa Erina, no estaba bien visto. Claro, se practicaba en secreto, aunque nadie quería hablar sobre eso. El coño de Jeneh se sentía muy estrecho. Pinché el himen y la hice sonrojar. Abrió los ojos y me observó con tanto amor, que me fue difícil no pensar en ella como mi hermana menor. La última hija de la familia, porque sólo se permitía a cada mujer tener tres descendencias. Si se quería tener más, se necesitaría despedirse de alguno de los esposos. Sin poder contenerse, Kala dejó los pezones de su mamá, y bajó para sorber los jugos de su vagina. Con una sonrisa de complacencia, vi a la joven pasar toda la boca por la estrecha entrada de su madre, al mismo tiempo que le metía tres de sus delgados dedos por dentro. —¿Quieres hacer eso? —le pregunté a Jeneh, y ella asintió. Separé las piernas para darle espacio, y mi ...
... hermana lamió sin vergüenza toda mi intimidad. Su habilidad con la lengua le serviría mucho cuando hiciera el ritual de iniciación. Sus dedos, que eran más delgados que los míos, cupieron perfectamente dentro de mi recién abierta vagina, y mordió mis labios con sus pequeños dientes delanteros. Sobándome los pechos y disfrutando de una cálida lengüita bebiendo de mí, me sumergí en un placentero orgasmo que me hizo apretar las piernas alrededor de la cabeza de mi hermana. Acaricié la lacia cabellera suya durante un rato más, dejando que ella se saciara por completo. Luego, acomodándose de nuevo entre mis brazos y frotándonos mutuamente las manos por nuestros senos, nos quedamos mirando cómo el acto de amor lésbico más lindo llevaba a madre e hija a un valiente orgasmo. La cueva se llenó del sonido de los gemidos de Alva, cuyos pezones se erectaron de inmediato. —Se me antojan —dijo Jeneh a mis oídos. —Olvídalo. No nos llevamos muy bien y no tenemos la suficiente confianza. Aguántate y chupa los míos. —Bueno —dijo alegremente, y como un bebé, lamió y mamó de mis tetas con una gran fuerza que me causó cierto dolor placentero. Los senos eran considerados una bendición muy especial. Se les veneraba. Cuando una niña comenzaba a desarrollarlos, la familia hacia una gran cena. Con la primera menstruación, se notificaba a la matriarca que una nueva mujer estaba en camino y se le protegía; se le enviaban regalos que necesitaría para su futura vida adulta y comenzaba con los rezos hacia Erina ...