1. Diario de un padre I (Sthefanía)


    Fecha: 01/05/2019, Categorías: Confesiones Autor: xverzo, Fuente: RelatosEróticos

    ... tetitas, ¡todo! Me has provocado siempre y no perderemos esta oportunidad.
    
    -También usted pero esto está mal. Pare ya que me… ¡aaaaahhhhjjj!
    
    Se calló apenas un dedo mío entro en su conchita. Pude sentir sus juguitos resbalar por mi dedo hasta mis nudillos. Volví a besarla y esta vez no hubo resistencia de su parte, al contrario, me rodeo el cuello con los brazos y me concedió su lengua la cual succioné con las ganas que desde siempre le había tenido.
    
    Sin sacar mi dedo de su conchita, la agarre con el otro brazo por la cintura y la alcé de la cama, me senté y la senté a ella sobre mí. Se podrán imaginar ya mi erección al tenerla sentadita, desnuda sobre mis piernas con su cuerpo aun frío por haber estado tanto tiempo en la piscina. La tome de la cintura ya con ambas manos y mientras la besaba la hacía restregarse sobre mi verga ya marcada en mi short hasta que ella solita empezó a moverse y yo apretaba sus nalgas, subía mis manos por su espalda hasta sus tetitas que cabían completitas en mis manos; rodeaba sus pezoncitos con mis dedos y los lamí con gusto para enseguida succionarlos.
    
    Ella cada vez estaba más entregada a mí, tenía sus manos en mi cuello y jugaba con mi cabello. De pronto, reaccioné y recordé que mi hija aún se encontraba en la cocina preparando almuerzo. Como no tenía noción del tiempo en ese momento, rápidamente bajé mi short al tiempo que me giraba para dejar en la cama a Sthefanía y en un segundo ya tenía mi verga apuntándole la cara a la ...
    ... amiguita de mi hija: un sueño hecho realidad.
    
    Me miró entrecortada con sus ojitos, como si no supiera que hacer. Entonces, poniendo mi mano en su cuello le indiqué que se pusiera en el piso, al pie de la cama, arrodillada y aun algo preocupada. Tomé mi verga y la paseé por sus labios, ella abrió la boca pero no dejé que se la metiera; ella entendió el juego y empezó a besarme todo el tronco hasta mis testículos y subía besando hasta la punta. Le dije que pusiera boca de patito, como dando un beso y se la restregaba por sus labios. Después que abriera la boca y ahí si se la encajé hasta donde entrara.
    
    Tocía y me hacía sacársela, pero rápidamente se la volvía a meter.
    
    -Tú puedes amor, vamos, solo trágala, es un helado grande –le decía.
    
    Y en unos segundos agarró el ritmo y tomando su cabecita, pequeña para mis manos, empecé a follar su boquita. Sus ojitos lloraban y no dejaba de mirarme, le gustaría ver mi cara de placer por lo que ella me daba. Cuando se la sacaba, se saboreaba, respiraba, me la besaba y volvía a metérsela lista para otra ronda de embestidas.
    
    Cuando me la dejó bien mojadita, la tomé de los brazos rápidamente y la puse de pie (pensando que ya llevábamos mucho tiempo ahí, mi hija podría subir en cualquier momento) limpie su barbilla, sus cachetitos y la besé mientras la empujaba hasta la puerta, puse cuidado hasta oír ruidos en la cocina y supuse que tendríamos aún mucho tiempo. Allí mismo volteé a Sthefanía, recostándola contra la puerta, y empecé a ...